viernes, 5 de septiembre de 2008

INCREIBLE PERO CIERTO!

Finales de verano, bahía de Punta Pedrera en Formentera. Viento 25-30 nudos del SW.
Lo que nos ocurrió lo escribo por si en un futuro el recuerdo pudiera parecerme exagerado.

Fondeados en Illetes, junto a la bocana del puerto de La Sabina, desde el medio día el viento y la mar han ido arreciando y el fondeo trabaja mucho. Consultando la meteo observo que aún puede arreciar más hasta media noche aunque irá amainando de madrugada.
Por la mañana temprano tendríamos que zarpar hacia Denia y preferiría estar bien descansados, ya que sólo somos dos a bordo.
El mejor fondeadero en este momento es el de Punta Pedrera, además hay boyas y está más protegido. Ante la duda de encontrar alguna boya libre, a media tarde decidimos ir a comprobarlo con la neumática. 15 ó 20 minutos nos lleva llegar al fondeadero, con la suerte de que pegada a tierra encontramos una libre. Nos amarramos con el tender a la boya, relleno el depósito de gasolina y nos fumamos un cigarrillo antes de emprender la vuelta a por el barco con la esperanza de que cuando volvamos aún permanezca sin ocupar.
10 ó 15 minutos nos lleva volver, mientras nos fijábamos qué barcos estaban en boyas de alrededor y cuales estaban fondeados (pensamos, que en el peor de los casos fondearíamos y aún así hubiésemos mejorado de condiciones).
Llegamos al barco, levantamos el ancla y nos dirigimos rápidamente hacia el fondeadero de Punta Pedrera al que llegamos en unos 10 minutos.
Cuando estábamos cerca de la boya, a la altura de un Beneteau granate(con la gracioseja bandera pirata en el obenque, que en este caso resultó estar anunciando una realidad) que vimos antes fondeado, me fijé que llegaba desde tierra gente a bordo en una neumática. Cuando ya los habíamos sobrepasado, la neumática salió detrás nuestra, con alguno de los tripulantes que aún no habían tenido tiempo de desembarcar, dando gritos.
Mientras tanto nosotros llegamos a la boya y cogimos la gaza con el bichero para rápidamente amarrar al fondeo. Mientras terminaba de amarrar llegó la neumática del barco granate y se agarraron al cabo de amarre. Aquí empieza la surrealista e increíble historia (aún me hierve la sangre y no salgo de mi asombro).
Lo que creí eran gritos de niños desde su neumática a mi espalda resultó ser un grupo de señoras, con niños, pretendiendo que me desamarrase de la boya porque ellos la habían visto antes… (me pregunto, ¿antes de qué?)
Cuando ya habíamos sobrepasado su barco ellos apenas habían llegado con la neumática para subir a bordo, y en cuanto a lo de "ver primero" puedo asegurar que no había sido antes de los 35 ó 40 minutos previos en los que habíamos estados amarrados con nuestra neumática.
Ante la evidencia de lo absurdo de la situación, la señora dijo que habláramos con su hermano que acababa de levar el ancla y se dirigía hacia aquí. E inquirió: ¡de todas formas nosotras no nos soltamos de aquí!
Bueno señora, si lo desea puede quedarse ud. ahí agarrada toda la noche, aunque le resultará incómodo.
Al cabo llega el hermano berreando que la habían visto antes, que llevaban media hora haciendo la maniobra de levantar el ancla (¡Media hora?!!!) y mientras tanto yo me colé.
Qué película me está ud. contando?
Cuando he pasado al través de su barco ud. apenas había subido al suyo y aún no había ido ni a la proa, aún tenía el cabo de retenida de la cadena del ancla puesto. En cualquier caso, como podrá comprobar, he llegado primero a la boya puesto que estoy amarrado a ella y usted acaba de llegar… En cuanto a quién la vio antes, es inútil e infantil discutir.

Lejos de rendirse a la evidencia y ante la falta de mejor argumento, el hombre empezó a amenazarme (infantilmente, he de decir) repitiendo con presunto tono irónico: Quédate, quédate ahí y vete a cenar tranquilo…
Pero bueno! Hombre! Va a resultar que eres un pedazo de macarra y que me estás amenazando?...
Qué vas a hacer, soltarme el barco?
Mientras él repetía: vete tranquilo a tierra… vete, vete a cenar…
Sin salir de mi asombro me preguntaba a mi mismo… ¿ a tierra a cenar? ¿es que no se le ocurrirá “pensar” ni concebir que podamos cenar a bordo?
Ante lo absurdo de intentar dialogar con un hombre cabreado como un chimpancé enjaulado, le saludé y me metí dentro, mientras él fondeaba a unos 50 metros detrás nuestro.
Cuando volví a subir a la bañera a fumarme un cigarrillo, advertí como se quedaba mirando fijamente desde su barco… Con aspecto de obrero de la construcción en los momentos anteriores a emprender la faena… (sólo es una descripción de aspecto, con perdón de los obreros de la construcción) como queriendo insinuar con su lenguaje corporal y actitud que el gran ojo vigila, está al acecho esperando a que la presa baje la guardia y se descuide para caer sobre ella… (es una secuela de los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente…)
Viendo que lo ignorábamos, el “depredador” se zambulle en el agua con la agilidad de un cocodrilo del Nilo, y se nada los 50 ó 60 metros que nos separan para merodear a nuestro alrededor.
Empiezo a reconsiderar que en vez de un macarra, sea un chalao.
Pero ante nuestra mirada de atónita sorpresa, viendo que no cruzábamos palabra a su provocación, no pudo resistir volver a amenazar, que si esta isla es muy pequeña, de nuevo que si vete a cenar tranquilo… Ya sabéis, esas tonterías en plan chavalote barriobajero… me he quedao con tu cara chaval! Ehtas muehto!
Has acelerado al llegar a la boya para llegar antes!
Claaaro, lo normal, acelero cuando llego a la boya para ponerme en la proa con el bichero cual caballero medieval sobre su corcel dispuesto a derribar la boya de una estocada…
No dudo que se haya quedado jodido por habérsele ocurrido después y sobre todo por haber llegado tarde. No encuentro ninguna justificación por la que dejarle la boya más que el “sácate tú para ponerme yo”.
Pero mentir y pensar que los demás somos gilipollas, y que si no puedes hacer nada porque no tienes razón en la que apoyarte, amenazar con artimañas de niño pequeño, no sólo me resulta asombroso sino ridículo e indignante, comprobar hasta que grado de gilipollez se puede llegar…
Si por la mañana aparecemos en las rocas con la amarra cortada habrá resultado que además de macarra era también un chalao y un hijo de puta.


Afortunadamente no fue así.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Anda, que era lo que le faltaba: que le sacaras a él y a su barco en tu blog. ja, ja, ja. Buenísima entrada. Me he reído mucho. Saludos desde Vigo en una noche de temporal.

Anónimo dijo...

No me sorprende que te proteste. Quizá él crea de verdad que la boya le correspondía.
Me sorprende que amenace. Eso sí que es raro.

Yo doblaría la guardia y dormiría con el fusil cargado bajo la cama. Uno nunca sabe.

Nautijorge dijo...

Bueno Anónimo, a mi no me sorprende que estuviera jodido, sin embargo si la situación fuera a la inversa, que las ha habido, también me jodería, pero no se me ocurre protestar, por evidente, el otro está en la boya y yo no, la próxima vez estaré más atento e intentaré llegar antes o reservarla, paso al plan B.
Lo bueno de no llevar fusil es que de llevarlo a lo peor ya lo hubiera utilizado... ;-)
En el fondo todos llevamos un "macarrilla" dentro, sólo que a unos hay que rascarles más para que salga, a otros menos y en algunos sale solo.
En este caso creo que sobre todo estaba jodido de su propia estupidez.
Creo que dormiré tranquilo.

Fátima García dijo...

Es buena noticia q no haya noticias? O es mala?
Jorge, manifiéstate!!
:-)

Nautijorge dijo...

Buena, buena... ;-)
Finalmente, como todo indicaba, sólo era una pataleta de niño cabreao...
Hicimos bien la travesía hasta Dénia.