lunes, 12 de enero de 2009

PRIMERAS MILLAS DEL AÑO

Un nuevo fin de semana de prácticas de navegación a vela, con buen tiempo pero con frío invernal como corresponde a la época en la que estamos.
El sábado madrugué para coger el coche y dirigirme a Sada, unos 15 minutos tardé en descongelar los cristales; al llegar el termómetro marcaba -1º…habrá que abrigarse bien antes de embarcar, un buen forro polar, chaquetón también con forro polar además de gorro y guantes del mismo material; si en el puerto hace frío en el mar hará más.
El parte meteorológico anuncia vientos del NE fuerza 3-4 para esta zona y día soleado, estupendo. Bien pasadas las 10:00 h embarcamos dispuestos a pasar el día en el mar, pero antes de zarpar hubo que dar un manguerazo a la cubierta para quitar el hielo acumulado durante la noche, caer al agua por un resbalón puede resultar muy desagradable.
Poco viento al principio, un suave terral que nos permite salir navegando a vela hacia la boca de la ría, incluso impulsados por el gennaker, hasta que el terral se vino abajo y tuvimos que encender un ratito el motor para salir más afuera en busca del viento, el cual llegó a medio día con la pleamar y nos permitió navegar rápido de vuelta hasta casi el fondo de la ría, donde buscamos una protegida cala para fondear y comer. Como no a todos les dio tiempo de hacerse con un bocata hicimos una fabadita caliente a bordo que entró muy bien. La verdad es que a esa hora, al resguardo de la cala, el sol de invierno era suficiente para estar estupendamente bien en cubierta, pero algunos prefirieron comer en la camareta.
Al cabo de una hora aproximadamente izamos de nuevo la vela mayor, levamos el ancla, desplegamos el génova y salimos deslizándonos suavemente hacia el centro de la ría, donde volvimos a encontrar el viento fresco, en una magnífica tarde de navegación que muchos otros barcos aprovecharon para desplegar sus velas. Ya a última hora de la tarde, de vuelta hacia el puerto de Sada y antes de ocultarse completamente el sol, una luna llena esplendorosa hizo su aparición por encima de los montes… un bonito remate para una agradable jornada de navegación silenciosa. Según la meteo esperábamos algo más de viento para el día siguiente, aún así creo que todos disfrutamos este sábado de un buen día de mar.
Nuevamente madrugón el domingo, retirada del hielo del parabrisas y hacia el puerto. El día se presentaba con mejor pinta aún, grados positivos (aunque pocos) en el termómetro, brisa matutina y un parte que anunciaba viento del SW de fuerza 3-4 al principio arreciando a 5-6 por la tarde, prometedor. Por si acaso, además de la ropa de abrigo del día anterior, una nueva capa de ropa, una caliente sudadera con capucha, regalo del último amigo invisible de las navidades, que no estuvo de más. Nuevamente hubo que deshelar la cubierta y pronto estábamos navegando con mayor y génova, dando bordadas para salir de la ría, lo que nos llevó toda la mañana. Ya afuera arreció el viento como estaba previsto y el Cadenote Uno se alegró de arrancarse a 7-8 nudos de velocidad, sensación que nos animó a todos y estando al través de la Torre de Hércules, frente a La Coruña, aumentamos vela izando también la trinqueta. Por si fuera poco, navegando de través a toda vela a 8 nudos, apareció una enorme manada de delfines que nos acompañó un buen rato, y como suele ocurrir, casi toda la tripulación se desentendió del barco para sacar las cámaras de sus móviles y centrarse en los delfines. No conozco a nadie que permanezca indiferente ante su presencia, algo tendrán ;-)) Al igual que los delfines el viento también estuvo algo juguetón, y nos dejó momentáneamente colgados en un pozo de calma, no así los cetáceos que curiosamente permanecieron retozando a nuestro alrededor hasta que volvió a arrancarse el viento.
Había ganas de aprovechar ese buen viento, así que comimos en la mar, esta vez a base de bocatas y una deliciosa empanada de carne que trajo Ana, la única tripulante femenina en esta ocasión. Entre viento, sol y delfines daba gusto ver las caras de disfrute de la tripulación, todos ya nuevos patrones. El sol bajaba rápidamente mientras dábamos las últimas bordadas y hacíamos las últimas maniobras por la ría. Unas nubes altas, típicas del invierno, aparecieron en el cielo y el viento arreció aún más mientras ceñíamos de vuelta al puerto de Sada. A pesar de tratarse de un viento de componente sur, la sensación térmica hizo que fuésemos embutidos en toda nuestra ropa de abrigo, como si fuésemos astronautas, pero nada peor que pasar frío en la mar, sin embargo, las maniobras de arriar y preparar el atraque hicieron que en el último momento quizá sobrara alguna prenda. Mejor así.
Y de esta manera, tras dejar al Cadenote Uno arranchado y amarrado en su atraque, terminó otro buen fin de semana de prácticas, las primeras millas de este nuevo año. A ver si este 2009 llego a superar las casi 5.000 millas del año que ha pasado, será buena señal.

1 comentario:

Nautijorge dijo...

Muchas gracias Kolo.
Efectivamente la navegación a vela es algo que crea adicción, y para algunos afortunados llega a convertirse en nuestra forma de vida. Tu sabes de lo que hablo.
Un saludo también desde el frío para vos en el verano austral.