
Acertadas fueron mis sospechas de que el agradable y añejo motovelero de 11 m., Elephant Blue, sería propenso a las averías y roturas, pero ninguna de importancia. Lógicas, teniendo en cuenta que debe hacer años que el barco no soportaba la caña de viento, mar y millas a la que se le ha sometido. Aunque en realidad el barco en sí se ha portado excelentemente. Han sido más bien elementos de su jarcia y mecánica interior las que no han soportado del todo el tirón. Pero en general todo ha ido estupendamente.
Menos acertadas, aunque a nuestro favor, fueron las previsiones meteorológicas, que aún siendo lo favorables que esperábamos, resultaron más fuertes de lo previsto. Quizá debido al retraso de 20 h. que supuso la parada en Sesimbra, puesto que por popa las condiciones iban cambiando rápidamente.
Zarpamos a las 10:00 h. del martes 7 de Abril desde el puerto de Riveira en la parte norte de la Ría de Arousa, con un día soleado y tranquilo de brisa suave al principio, navegando a motor (un viejo Ford de 75 cv.) con mayor y mesana desplegadas.
Desplegamos la génova y navegamos cómodamente a un largo el resto del día, haciendo entre 6 y 6,5 nudos de velocidad.
La noche fue fresca pero muy tranquila. Aguanté la vela de entrepalos hasta poco antes de las 02:00 h. que el viento se fue más al W y la arrié para dejarle el aparejo más despejado a José Mari durante su guardia.
Poco antes del mediodía siguiente pasábamos ya entre el Cabo Carvoeiro y el grupo de islas formadas por las Berlengas y Farilhôes.
El jueves 9 amaneció un día magnífico, con mar rizada y una suave brisa del sur que debería aumentar y entablarse, en el transcurso de la mañana, del oeste, según nos pronosticaba la meteo del Ugrib.
Tras una buena ducha en las instalaciones del Clube Naval de Sesimbra, y haber repostado gasoil en el muelle pesquero, zarpamos a motor con rumbo sur.
Amarrados de nuevo había que buscar un mecánico rápidamente, pues era la tarde del jueves santo y los tres días siguientes eran festivos en Portugal.
Finalmente, a las 21:00 h (hora española) zarpamos con rumbo a Cabo San Vicente, ya con un fuerte oeste de 25 nudos, con los primeros chubascos pisándonos los talones y una mar empezando a formarse, navegando de través con 1/3 de la mesana, 2/3 de mayor y otros 2/3 de génova desplegados.

Dado el buen viento favorable del que disfrutábamos y debido al tiempo ya perdido en Sesimbra, decidimos prescindir de la posible recalada prevista en Cádiz, poniendo rumbo hacia Trafalgar y dirigirnos directamente hacia el Estrecho.
Durante toda la mañana el viento se estabilizó en unos 20 nudos del NW, permitiéndonos navegar cómodamente a orejas de burro, con 2/3 de génova atangonado y otro tanto de mayor desplegada.

La noche fue dura también en cuanto a viento y olas que produjeron un par de trasluchadas involuntarias. La primera de ellas se llevó por delante uno de los manguerotes de ventilación situados sobre la cabina del puente, así como las dos palancas de los stoppers de largado y recogida de la mayor situados en el mismo lugar.
La segunda trasluchada reventó una de las poleas de escota de mayor, que pude subsanar cambiando el sistema reduciendo su desmultiplicación.
A esto había que añadirle el hecho de que José Mari sufría una dolorosa contractura en el cuello que apenas le permitía moverse, así que hice su guardia nocturna para ver si descansando más horas seguidas en su litera hacía efecto el anti inflamatorio.
Con el nuevo amanecer, cerca de Trafalgar, viento y mar volvieron a suavizarse, permitiéndome aclarar la maniobra de proa y volver a desplegar la génova.
Esa mañana, la del sábado, doblamos Isla Tarifa, con viento suave de poniente y mar tranquila, recorriendo el Estrecho agradablemente con mesana, mayor y génova al 100%, nuevamente a orejas de burro, con una velocidad de 7 – 8 nudos gracias a la corriente favorable.

Esa tarde la navegación, con viento de popa de unos 15 nudos, fue muy agradable, con toda la vela, disfrutando de otra bonita puesta de sol.
De nuevo a rumbo, continuamos navegando ya sólo con 1/3 de génova, con el barco bien equilibrado, navegando rápido pero estables, con 25 nudos de viento y la mar por popa.
La noche resultó ser de las más bonitas.
Esa noche tuve una nueva visita de los delfines, y para evitar la fugacidad de las anteriores decidí silbarles algunos temas marineros, y por lo visto funcionó. Asomado a la bañera por la banda de sotavento los veía a mi lado, a poco más de un metro, recortadas sus aletas dorsales contra el reflejo de la luna, a veces saltando completamente fuera del agua. Me acompañaron tanto rato que se me acabó el repertorio y ya me dolían los labios y los mofletes de tanto silbar, aún así me pidieron tres bises… ;-))
Si la noche estuvo bien, el amanecer no desmereció en nada, y más con las vistas por mi babor de las cumbres de Sierra Nevada cubiertas de nieve.

Con 2/3 de génova recorrimos de cerca la espectacular costa del Parque Natural de Cabo de Gata – Níjar hasta que a las 15:30 h. arribamos al pequeño puerto de San José, donde pretendíamos pasar la noche.
La escala en San José, donde mi hermano y mi cuñada tienen casa, fue reconfortante y José María aprovechó para ponerse en manos de un masajista deportivo alemán que lo dejó como nuevo. No había más que verlo moverse por el barco a partir de ahí ;-)
A las 13:00h del lunes zarpábamos de nuevo para hacer la última etapa de la travesía, esta vez nos acompañaba mi hermano.
A la hora de la puesta de sol, una visita inesperada. Un avión CASA del servicio de aduanas, seguramente con base en San Javier, nos hizo tres pasadas, TRES, en vuelo rasante, a menos de 50 m. y por debajo de la altura de los mástiles… (qué manera de malgastar el dinero del contribuyente).
Sólo cuando tres de ellos ya se habían subido a bordo, vestidos con traje de aguas, cada uno de su padre y de su madre, o sea sin uniformar, con arnés salvavidas, en una maniobra no carente de riesgo, nos dijeron que se trataba de una inspección rutinaria. Nos pidieron nuestra documentación y la del barco, y tras dar unas excusas ridículas y agradecer nuestra colaboración, llamaron a la nave “nido” (según su jerga peliculera) que volviéndose a abarloar por nuestro costado de sotavento, los recogió y se largaron.
Podríamos llevar tres o cuatro inmigrantes ilegales escondidos a bordo y la sentina llena de fardos de droga, porque ni miraron. (y eso que veníamos de la Ría de Arousa ;-)
Dada la sensibilidad actual con el tema de los abordajes de piratas, y con esa forma de actuar, se juegan que un día alguien asustado los reciba con un bicherazo en los dientes o separe su barco en el momento en que saltan a bordo. Creo que es una maniobra peligrosa, desproporcionada e injustificada. En cualquier caso no critico tanto lo que hacen, sino como lo hacen.
Después del incidente continuamos con una navegación tranquila y de madrugada trasluchamos para doblar Cabo de Palos, por dentro de las Islas Hormigas, con rumbo a pasar por dentro de la Isla de Tabarca.
El mar, como una lámina de papel de plata, reflejaba la luz de la luna, con una belleza que reblandecía el alma, mientras navegábamos con las velas llenas de viento, y en la radio sonaba esta canción:
“Cuando nadie me ve, puedo ser o no ser.
Cuando nadie me ve, pongo el mundo al revés.
Cuando nadie me ve no me limita la piel.
Cuando nadie me ve…
A veces me elevo, doy mil volteretas.
A veces me encierro tras puertas abiertas.
A veces te cuento por qué este silencio,
y es que a veces soy tuyo y a veces del viento…”
A.S.
A primera hora de la mañana dejábamos atrás Tabarca, para enfilar ya, con buen viento de la aleta, la bocana del Puerto de Alicante, a donde por fin arribamos a las 10:00 h del martes 14, justo una semana después de la partida.

P.D. Gracias a José María por esta travesía, a Marisa por las ricas viandas de la despensa, a mi hermano por acompañarnos en el tramo final, a mi cuñada por darnos cobijo y descanso en San José y al Elephant Bleu por llevarnos hasta buen puerto…
“Cuando nadie me ve, puedo ser o no ser.
Cuando nadie me ve, pongo el mundo al revés.
Cuando nadie me ve no me limita la piel.
Cuando nadie me ve…
A veces me elevo, doy mil volteretas.
A veces me encierro tras puertas abiertas.
A veces te cuento por qué este silencio,
y es que a veces soy tuyo y a veces del viento…”
A.S.
A primera hora de la mañana dejábamos atrás Tabarca, para enfilar ya, con buen viento de la aleta, la bocana del Puerto de Alicante, a donde por fin arribamos a las 10:00 h del martes 14, justo una semana después de la partida.
P.D. Gracias a José María por esta travesía, a Marisa por las ricas viandas de la despensa, a mi hermano por acompañarnos en el tramo final, a mi cuñada por darnos cobijo y descanso en San José y al Elephant Bleu por llevarnos hasta buen puerto…
15 comentarios:
La riqueza léxica del vocabulario marino que utilizas en tu relato hace de su lectura un placer que habrá que repetir en más de una ocasión. Y si a eso le añades la belleza de las imágenes...
Saludos Jorge. Espero volver a compartir contigo alguna navegación "de verdad", como la del pasado septiembre con el Cadenote. Manel.
Hombre, Manel!!!
Me alegro de tenerte por aquí. Muchas gracias por tu comentario. Será un placer volver a compartir millas contigo, ojalá sea pronto.
Vuelve cuando quieras, me gusta tener contacto con los antiguos tripulantes ;-)
Un abrazo.
Confirmo lo agradable y entretenido del relato, que pone los dientes largos. Nunca navegue fuera de las rias y la verdad es que dentro muy de vez en cuando, no hay para mas, pero repito despues de leerte, los dientes largos. Un saludo
Fernando
Hola Fernando.
A verdade e que foi unha moi boa travesía, e o barco tiña moito encanto. Non era unha dorna, pero... se deixaba querer ;-)
Alégrome de que che gostase o relato.
Unha aperta.
Hola Jorge, soy Iñaki de Vigo. Soy un asiduo lector de tu entretenido y ameno blog. Resulta que tengo 15 dias de vacaciones en Mayo y me preguntaba si vais a mover algun barco. Gracias de antemano por tu respuesta.
Iñaki.
fotazas!!
aqui estoy de nuevo....
pasare para informarme con calma besitos
Hola Iñaki.
La verdad es que no suelo saber con tanta antelación si habrá algún traslado. Lo normal es que lo sepa más sobre la fecha y después dependerá, sobre todo, del momento en que se den las condiciones meteorológicas adecuadas.
De todas formas, si hay ocasión, lo daré a conocer en el blog, y si puede ser y te coincide bien, estaré encantado de tenerte a bordo.
A ver si hay suerte. Un saludo.
Hola Aniña!
Cuánto tiempo sin leerte por aquí.
Eres como los ojos del Guadiana ;-)
Espero que todo te vaya bién.
Pasate cuando quieras. Bicos.
Hola, Jorge.
Fantástica travesía y hermoso barco de líneas clásicas, como a mí me gustan. Por lo que cuentas, los hechos confirmaron lo que decías en la entrada anterior: "El barco es antiguo y sofisticado, una combinación perfecta para que algo se estropee". De todas formas, no sé si los barcos modernos ofrecen mayores garantías...
El verano pasado estuve navegando en tu tierra, en la Ría de Vigo, y espero poder hacerlo este verano en el Encontro de Muros, a ser posible, en una dorna, que me parece un barco fantástico, antiguo pero nada sofisticado. Quizás por esto navega tan bien y aguanta tanto.
Saludos desde el Mediterráneo.
Hola Joan Sol.
Un Honor tenerte por aquí.
A mí también me gustan más los barcos clásicos, y las dornas y los llaguts no digamos... pero para navegar largo y tendido con condiciones algo durillas de popa prefiero un barco rápido que planee, y no es que los barcos modernos ofrezcan más garantías, pero por lo menos el acastillaje y jarcia suelen estar más nuevos y aguantar algo más de caña ;-)
Preciosa la "trobada" de la Costa Brava... y que le voy a hacer si yo nací en el Mediterráneo... ;-)
Espero poder ir al próximo "encontro" en Muros para navegar en una dorna (regalo que nos dejaron los vikingos)y en cualquier caso poder conocerte, así com a tot el mar d´amics.
Abraçadas atlánticas.
Estupendo el relato y las fotos. Nunca fuí capaz de hacer tanta distancia en tan poco tiempo, pillé el vicio de navegar en trastos y de pararme en los puertos. No navegas, pero conoces gente. Un gustazo.
Si Mera, navegar con tiempo es un placer, pero por desgracia pocas veces me lo puedo permitir. Aunque navegar el suficiente tiempo como para coger la rutina de a bordo también tiene su encanto. En este caso, como en otras ocasiones, se me hizo demasiado corto.
A saltos cortos o largos el caso es navegar.
Que disfrutes del Biniazar ;-)
Y gracias a ti por acompañar a mi padre en esta preciosa travesía. Las fotos me han encantado, y el relato también, aunque como no entiendo nada de barcos, pues el lenguaje marino me sobrepasa, claro.
Un saludo,
Miriam
Realmente ha sido un placer, Miriam.
Me hago cargo de que a veces la jerga marinera es un poco críptica, pero... me cuesta más buscar sinónimos "terrestres" (si los hay).
Agradezco tu comentario.
Un saludo.
P.D. Me gusta tu nick, muy apropiado ;-)
¡Es un placer leer tus relatos!Consigues traer a la memoria todas las sensaciones marineras. He disfrutado mucho y he recordado con cierta nostalgia la estupenda navegada que hicimos el pasado septiembre.
Espero volver a vernos y repetirla.
Un abrazo, Manuel
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