jueves, 31 de enero de 2008

TRANSAT - Puntata 26 - 21/11

TRANSAT - Puntata 26 - 21/11 - Arrivo VM Materiaux

Belleza de un Imoca Open 60 navegando

y el sistema de quilla pivotante
Son dignas de ver las líneas de agua de un Open 60 Imoca, pensadas para planear con vientos portantes, extremadamente planos como una tabla de windsurf, con sus quillas pivotantes que, en ceñida, pierden su función antiabatimiento para ser solamente adrizantes. Por eso van equipados además con orzas de sable. En el video superior (Transat) vemos un bonito ejemplo durante la llegada a Salvador de Bahía de la última edición de la regata transtlántica Jacques Vabre.

Este sistema de quilla pivotante con orzas de sable antiabatimiento complementarias puede parecer un sistema innovador para conseguir incorporar mayor superfície vélica a los monocascos, sin embargo se trata de un ingenio de finales de los setenta, cuando el diseñador norteamericano Dave Hubbard, un especialista en diseño de catamaranes de alta competición y que diseñó uno de los artefactos de velas sólidas que venció en la edición del año 1980 de la "Little America´s Cup" (competición de "inventos" pensados para obtener velocidades máximas), recibió un encargo por parte del crucerista Allan ClarK para que le hiciese un "monomarán" (mono casco) que fuese capaz de navegar rápido. Así que Hubbard le diseñó un "cigarro" de 55 pies de eslora, 8 de manga y sólo 5 toneladas de desplazamiento, construido en madera moldeada con el sistema West, el "Red Herring". El barco estaba aparejado con dos mástiles giratorios (como los Open 60 actuales) que pivotaban sobre sí mismos para mantener el flujo constante sobre las velas, sujetos por jarcia de crucetas anguladas hacia atrás.
Para conseguir la estabilidad del barco con ese gran plano vélico ideó un original sistema de lastre móvil mediante una quilla oscilante, independiente de las dos orzas abatibles (una en proa y otra delante del timón) que actuaban como planos anti abatimiento.
El "arma secreta" del Red Herring aparecía cuando, con la racha el barco escoraba y se divisaba un bulbo de plomo a metro y medio a barlovento, navegando entre dos aguas, que seguía la trayectoria del barco como un fiel delfín.
El bulbo era colocado a barlovento mediante un complejo sistema de palancas, aparejos y winches que en principio resultaba un poco duro de manejar, pero el diseñador aseguró que estaba trabajando en algunas ideas para mejorarlo.
En definitiva, un sistema como el que incorporan ahora, más de veinticinco años después, los barcos de última generación.
El sistema se empezó a emplear en competición en la clase Mini 6.5, auténtico laboratorio de prueba de sus hermanos mayores los Open 50 y 60, con un lastre movido con un sistema de desmultiplicaciones. En vista del buen resultado obtenido se aplicó a los Open 50 y Open 60, incorporando unos brazos hidráulicos para hacer pivotar la quilla. Dado que estas clases estaban concebidas para la navegación en solitario y, por tanto no navegar al 100% de su rendimiento, el sistema también dió buen resultado.
Pero fue cuando el sistema se aplicó a barcos para regatas con tripulación, como los VO 70 de la Volvo, o los más recientes Open 60 tripulados a dos, este comenzó a dar problemas, debido a que los barcos se navegan constantemente al máximo rendimiento en las más duras condiciones de viento y mar a velocidades de vértigo, lo que provoca una evidente fatiga de los materiales y mecanismos. A base de fallos y experiencia se va mejorando la técnica.

domingo, 27 de enero de 2008

LOBAS DE MAR

En los tiempos que corren, en los que se potencia y se admira la mediocridad y lo fácil, vuelvo de nuevo la vista hacia la gente de mar que admiro, en este caso las mujeres navegantes, que en alguna ocasión muchos pueden haber pensado que este no es su mundo ya que desde antaño pertenece a los “lobos de mar”. Nada más lejos de la realidad, y aunque quizá sea cierto que como en muchas otras cosas se han incorporado más tarde (no voy a analizar aquí el por qué), y por tanto en proporción hay menos mujeres que hombres navegantes, ya son muchas y cada vez más las “lobas de mar”. De las clásicas cualidades para la buena navegación, la fuerza ha ido perdiendo terreno frente a la cabeza, la habilidad, la técnica y la resistencia. LAS PIONERAS
No me remontaré al tiempo de las corsarias como Ann Bonny y Mary Read, sino a los tiempos de la navegación deportiva moderna.
Tampoco pretendo ser riguroso en la cronología ni extenderme en sus biografías, simplemente una enumeración que a buen seguro a algunos sorprenderá, a pesar que seguramente yo desconozca, olvide y por tanto omita a muchas de ellas. Así que son todas las que están, pero no están todas las que son. La mayoría británicas y francesas, aunque las hay de muchas más nacionalidades, incluida la española, pero en este caso eso es lo de menos.

El primer libro de relatos de navegación que leí, hace ya muchos años, era de una granjera neocelandesa llamada Naomi James, que tras casarse con un famoso navegante inglés (Rob James), no sólo se interesó por la navegación, sino que posiblemente se convirtiese en la primera mujer que dio la vuelta al mundo en solitario (bueno, con su malogrado gato Boris) por la ruta de los clippers (pasando los tres cabos), a bordo del “Express Crusader” , un sloop de 53 pies, allá por 1976.
El libro se titulaba “A solas con el mar”, con el que alcanzó gran popularidad.



He dicho posiblemente, porque al parecer se le adelantó en un par de meses la polaca Krystyna Chojnowska-Liskiewicz a bordo de su pequeño sloop de 32 pies “Mazurek”, pero cruzando por el Canal de Panamá.

Por esas mismas fechas, la tercera mujer en la lucha por el título de ser la primera en circunnavegar el globo fue la australiana Anne Gash, que a los 55 años de edad se embarcó en su pequeño Folkboat de 7,3 metros “Ilmo”, haciendo una ruta similar a la polaca pero a la inversa. Sin embargo la primera mujer en dar la vuelta al mundo a vela en solitario y sin escalas fue en 1988 la australiana Kay Cottee, a bordo del “First Lady”, velero de 11 metros. Siguiendo con las pioneras, la primera skipper que patroneó un barco de la Whitbread Round the World Race en 1977/78, fue la británica Clare Francis, al mando de un flamante Swan 65, el “ADC Accutrac”, gemelo del Sayula II que ganó la primera edición. Aventura que narró en su libro “Mi Regata Alrededor del Mundo”. Previamente, en los años 1973 y 1976 había ya participado en regatas transatlánticas en solitario, como la Transatlantic Yacht Race, entre Plymouth y Newport, que también relató en otro libro titulado “Contra Infierno y Marea”.
En 1989 siguió sus pasos en la Whitbread la británica Tracy Edwards a bordo del “Maiden”, pero con la peculiaridad de ser patrona de la primera tripulación enteramente femenina en esta regata. En 2000 capitaneó los proyectos de la Jules Verne Trophy y The Race, batiendo records de velocidad a vela con el catamarán de 110 pies “Maiden II”. Posteriormente en 2005 organizó la Oryx Quest, primera regata de vuelta al mundo con salida y llegada desde Oriente Medio.







En 1994 Lisa Clayton se convirtió en la primera británica en dar la vuelta al mundo en solitario y sin escalas a bordo de su “Spirit of Birmingham”.




En America´s Cup destacó la norte americana Dawn Riley como primera tripulante femenina en 1992 a bordo del “America3”. En la edición del 95 patroneó por primera vez en esta competición un equipo enteramente femenino con el mismo barco, participando también en las ediciones del 2000 y 2007. En la edición de 1989/90 de la Whitbread participó en el “Maiden”, siendo skipper del WOR 60 “Heineken” en la edición del 93/94, en ambos casos con tripulación totalmente femenina.







Se puede considerar que la primera navegante oceánica que se ha impuesto a los hombres en regata, y precursora de una larga lista, es la francesa Florence Arthaud, realizando su primera regata transatlántica con 17 años, participó en las ediciones de la Ruta del Ron de 1978, 82, 86 hasta que en 1990 la ganó, batiendo también ese año el record del Atlántico Norte en 9días21h42min.
Co-tripulante junto a Bruno Peyron en la Transpacífica de 1997, entre otros logros oceánicos. Actualmente se dedica al mundo del arte.
A la zaga le iba la también francesa Isabelle Autissier, primera participante femenina en regatas de vuelta al mundo en solitario. En 1987 fue tercera en la Mini-Transat, en el 89 quedó 12ª en Le Figaro, también en solitario. En 1991 fue 7ª en la regata de vuelta al mundo en solitario con escalas BOC Challenge, a pesar de romper el palo en una de las etapas. En 1994 bate el record entre Nueva York y San Francisco, por Cabo de Hornos, y en ese mismo año tiene que ser rescatada cerca de Australia durante otra regata de vuelta al mundo en solitario. Participa en dos ediciones de la vuelta al mundo sin escalas Vendée Globe con similar suerte en ambas. En la edición del 96/97 rompió la pala del timón cerca de Cabo de Buena Esperanza, cuando iba 2ª teniéndose que retirar, en el 99 es rescatada por otro participante, el italiano Soldini, en las proximidades de Cabo de Hornos tras volcar, desarbolar y abrirse un gran hueco en la cubierta de su barco.
Esto ya fue demasiado en su accidentada vida de regatista oceánica, después de lo cual abandonó la competición, aunque recientemente ha hecho una incursión por el continente antártico a bordo del velero “Ada 2”. También ha escrito sobre sus experiencias en “Una Solitaria Alrededor del Mundo”. Fue en cambio otra francesa, Catherine Chabaud, la que durante la edición 96/97 de la Vendée Globe se convirtió en la primera mujer en finalizar una regata de vuelta al mundo sin escalas, aunque rompió el palo en la edición 2000/01 cuando ya le faltaban escasas millas para la llegada. Fue en esta edición (2000/01) de la Vendée Globe en que quedó segunda la británica Ellen MacArthur con 24 años a bordo de su Open 60 “Kingfisher”, donde comenzó su consagración mundial como navegante oceánica.Pero su carrera como navegante solitaria empezó mucho antes, con 18 años, en 1995, logró participar en la Vuelta a Gran Bretaña a bordo del 21 pies "Idunia". En 1998 gana la regata transatlántica en solitario Ruta del Ron en clase Open 50. En 2000 gana una nueva regata trasatlántica en solitario en monocasco. En 2002 vuelve a ganar la Ruta del Ron con el Open 60 "Kingfisher". En 2003 rompió el palo de su enorme catamarán "Kingfisher 2" en su participación en la Jules Verne Trophy con 13 tripulantes.
En 2005 se convierte en la persona más rápida en dar la vuelta al mundo a vela, sin escalas ni asistencia, a bordo del trimarán de casi 23 metros “B&Q” en 71días14h18m33s, batiendo el record que ostentaba el francés Francis Joyón, el cual lo ha vuelto a recuperar este enero del 2008. Toda una carrera meteórica con un palmarés impresionante.
Destacar también la gran experiencia de otras grandes regatistas solitarias oceánicas, muchas de ellas vueltamundistas, como Anne Liardet, 11ª en la Vendée Globe 2004/05. La suiza Michèle Paret , mujer del también navegante Dominique Wavre con el que se encuentra actualmente participando en la Barcelona World Race a dos.
Lo mismo que la joven bretona, pero ya con buen palmarés, Servane Escoffier. Otra francesa, minista y vendéeglobista como Karen Leibovici. A partir de aquí una larga lista de navegantes oceánicas jóvenes y ya con espectaculares currículos, que asaltan la lista de inscritos de las regatas alrededor del mundo en solitario como la próxima Vendée, alguna de las cuales vienen de dar la vuelta al mundo en solitario en sentido contrario a los vientos dominantes, es el caso de la británica Dee Caffari. Como británicas y jóvenes expertas son también Emma Richards ,
Aurelia Ditton y Samantha Davies. Las francesas, que vienen empujando fuerte, como Alexia Barrier,
Jeanne Gregoire
y la franco alemana, que ganó una etapa en la última Transat 6.5, Isabelle Joschke
O la australiana Liz Warley
y seguramente muchas más que aún no se han hecho conocidas, pero que están acumulando experiencia para saltar a la palestra de las competiciones oceánicas.
Todas ellas, pioneras o recientes, forman parte, sin duda, de un admirable grupo de auténticas “lobas de mar”, que más que a competir con los hombres, salen o han salido a competir contra ellas mismas y como tod@s, contra los elementos, que no distinguen edades ni género.