viernes, 18 de enero de 2008

SUMA Y SIGUE...

Una nueva tragedia en el mar suma nuevas víctimas en las costas gallegas, y van doce, entre pescadores y percebeiros, en los primeros quince días del año. En esta ocasión el hundimiento del pesquero “Cordero” a 20 millas al NW de Cabo Prior con vientos que alcanzaron puntas de 65 nudos y olas, que según los supervivientes, llegaron a los 10 m. de altura, con el balance de tres supervivientes, un fallecido y cuatro desaparecidos. Dos de los supervivientes fueron rescatados por el pesquero “Plaia de Esteiro” que en el momento de recibir la llamada de socorro se encontraba a 4 millas del lugar del siniestro y fue el primero en llegar. Poco más tarde, una hora después de activarse la radiobaliza del “Cordero” llegó el primero de los efectivos de salvamento, en concreto el helicóptero “Pesca I”, pero el despliegue por parte de Salvamento Marítimo fue impresionante. Además del pesquero “Plaia de Esteiro” y el helicóptero “Pesca I” mencionados, acudieron a efectuar las tareas de búsqueda y rescate, los helicópteros “Pesca II”, “Helimer Galicia”, “Helimer Cantábrico”, el avión de reconocimiento “Rosalía de Castro”, las embarcaciones de Salvamar “Mirfak”, “Azula” y más tarde la “Alioth”, “Capella” y “Rigel” (estas dos últimas de Salvamar Asturias), los buques “Ibaizábal 1” e “Irmáns G. Nodal”, la embarcación de la Cruz Roja “Saturno” además del remolcador “Don Inda”.
Las duras condiciones del temporal obligaron horas después a abandonar la zona, salvo el remolcador de 80 m. de eslora “Don Inda” que mantuvo la búsqueda de los desaparecidos, hasta que finalmente también regresó a puerto al filo de las 21:00h., para reanudarla al día siguiente.

Mala suerte para la tripulación del “Cordero”, pero ya se sabe… día que no salen a faenar, día que no comen, y son muchos los días por aquí en que las condiciones del mar no son las más idóneas para salir. Esto está trayendo polémica, pero así es el mar. De todas formas algo se debe estar haciendo mal para que sea tan elevado el número de siniestros de nuestros pescadores. Quizá sea que en nuestra costa son muchos los días en que las condiciones son malas, y también es grande el número de embarcaciones que se dedican a la pesca en ellas. Se han producido muchas reacciones y comentarios críticos con la situación, por lo que he leído, muchas de ellas de políticos y gente que desconoce el mar, otros, que sí lo conocen y que atribuyen (como tantas veces) la culpa al armador, que no creo que sean unos benditos, pero siempre me lleva a hacerme la misma pregunta: Por qué en vez de eso no asumen ellos el riesgo de pedir un crédito para convertirse en armadores y se hacen cargo de comprar, equipar y mantener un barco, pagar el combustible (por muy subvencionado que esté), pagar seguro, licencias y avituallamiento, preocuparse de sacarle el máximo rendimiento a la mercancía, amén de pagar a la tripulación (por mal pagada que esté)?
Aunque tampoco creo que sea así de simple la cosa.

Por mi parte no sé cual es la solución, si la hay, tampoco me dedico a la pesca, pero considero que hay que ser prudente y reflexionar a fondo sobre el tema.
Mucha gente depende económicamente de este sector. El mar siempre seguirá siendo potencialmente peligroso, y mientras haya pesca, habrá que seguir saliendo al mar y por tanto seguirá habiendo accidentes. Es verdad que se ha mejorado mucho en la calidad de las embarcaciones, en medios de navegación y seguridad, pero cada vez somos más a comer pescado y menos cuantiosa la pesca y los que pueden y quieren dedicarse a esta actividad.
Si algo hay que ensalzar en estas situaciones es la labor de las tripulaciones de Salvamento Marítimo, y Cruz Roja del Mar, ya sea por mar o por aire, que demasiado a menudo se juegan la vida para salvaguardar otras en el mar. Su preparación y profesionalidad, junto con el número de dispositivos y medios, mejora día a día. Su labor es encomiable y necesaria, y hace que cuando nos encontramos en la mar, profesionales o no, nos sintamos algo más seguros, ese por lo menos es mi sentir, pero no debemos olvidar que el peligro siempre estará ahí. Aunque resulte duro admitirlo, los pobres tripulantes del “Cordero” que ya no volverán a navegar no han sido, ni mucho menos los primeros, y desgraciadamente es seguro que no van a ser los últimos. Tan seguro como que seguirá habiendo temporales.

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