Al contrario que en otras ocasiones esta vez se notaba que eran navegantes y sabían con lo que se iban a encontrar, algo que facilitaba mucho las cosas.
Mi inglés es bastante limitado pero aún así nos entendimos perfectamente.
Una vez establecido el plan general del crucero y estudiado el parte meteorológico quedamos en salir a las 06:30 h de la mañana siguiente para hacer la primera etapa, desde el puerto de Sada hasta Camariñas, de aproximadamente 56 millas.
La meteo anunciaba vientos del NE de fuerza 4 a 6 por Finisterre y marejada.
Antes de que saliese el sol zarpamos con dirección a la boca de la Ría de Ares. El viento aún no se había arrancado, algo que fue haciendo paulatinamente. A mitad de camino entre La Coruña y las Islas Sisargas, con un viento de 15 nudos del través, ya navegábamos a vela con toda la mayor y génova. Al paso por el interior de Sisargas el viento ya estaba entre 20 y 25 nudos por la aleta.
Navegamos con viento de popa hasta Cabo Vilán donde alcanzó los 30 nudos.
Me llamó la atención el comportamiento del más pequeño, Thom, que se movía tranquilamente por el barco y él mismo se ponía el chaleco salvavidas cada vez que salía de la bañera, acompañado siempre de un adulto.
Trasluchamos y nos dirigimos a buena velocidad y viento fuerte hacia el interior de la ría. Al sur de la Punta del Castillo nos aproamos para arriar velas y embocamos a motor la bocana del Puerto de Camariñas entre fuertes rachas de viento. Tuvimos suerte, pues sólo quedaba una pequeña plaza en los pantalanes. En el pequeño tramo que recorrimos a motor durante la aproximación un plástico debió obturar la entrada de agua de refrigeración del motor, lo suficiente para que se vaciase el circuito de líquido refrigerante y se comiese completamente las palas de la bomba de refrigeración. Si el motor nos hubiese dejado tirados durante la maniobra de atraque, con ese viento, hubiésemos tenido problemas.
Esa tarde sustituimos las palas de la bomba, ayudado por Miguel y Andrés, mecánico de Cadenote, que se acercaron por tierra hasta allí, pues la sustitución de esa pieza en este motor es algo delicada. Rellenamos el circuito con nuevo líquido refrigerante, achiqué la sentina del motor y en un par de horas estaba todo solucionado.
A la mañana siguiente, temprano, zarpamos para hacer la segunda etapa que nos llevaría hasta Muros. El parte seguía siendo de viento fuerte del NE que amainaría un poco al sur de Fisterra, así que desplegamos sólo el génova, y aún así navegamos a 8 – 9 nudos de velocidad, con rachas que superaron los 30 nudos al paso de Cabo Touriñán y mar algo formada. Las nubes iban quedando atrás y antes de doblar Cabo Fisterra disfrutábamos de un día espléndido. En cuanto estuvimos al través de Fisterra arrumbamos hacia el Canal de los Meixidos, con Monte Louro por nuestra amura de babor, y antes de adentrarnos en la Ría de Muros-Noia recalamos en la playa de Area Mayor, por fuera de Monte Louro, al resguardo del NE que ya había amainado significativamente, para almorzar y darnos un baño, un fondeadero precioso en el que estábamos solos. Pasada la media tarde continuamos hasta la marinera villa de Muros, donde amarramos, tras un par de cambios de ubicación, para pasar la noche. Los dos matrimonios me invitaron a cenar en tierra y pasamos una divertida velada.
Temprano por la mañana tuvimos que abandonar el amarre ya que teníamos veinte centímetros de agua bajo la quilla, incluso llegamos a apoyarnos en el lodo del fondo durante la maniobra de desatraque. Con la tripulación en la amura de babor y dando atrás encontramos agua libre para salir. En la bahía, fuera del puerto, fondeamos para tomar el “breakfast” tranquilamente, una de las comidas fuertes después de la cena tempranera, porque el “lunch” era ligero.
En cuanto terminamos, izamos velas para salir navegando viento en popa hacia la boca de la ría, dando un bordo para pasar cerca de la península del Castro de Baroña, un magnifico enclave donde se puede ver claramente el trazado de la aldea celta, dejando el bajo de La Baya por estribor. Trasluchamos cerca de tierra para posteriormente dejar el Banco de Las Basoñas por babor. Tras una última trasluchada arrumbamos al Cabo Corrubedo para pasar por dentro de la piedra de La Marosa y poner rumbo hacia los estrechos de Aguiño, el Canal de Sagres primero y el Paso del Carreiro finalmente. Una vez dentro de la tranquilidad de la Ría de Arousa, desplegamos toda la vela para remontar al viento en bordadas y alcanzar el paso entre la Isla Rúa y el Islote del Jidoiro Pedregoso, que dejamos por estribor para llegar a nuestro destino de fondeo junto al Jidoiro Arenoso. Un bonito islote de arena, rodeado de piedras, en cuyo extremo NE se puede fondear sobre arena muy muy cerca de la orilla. Había bastantes embarcaciones fondeadas cuando llegamos, un día caluroso que transcurrió tranquilamente entre baños, comida, siestas y lectura. Al atardecer nos fuimos quedando solos salvo por un velero francés que finalmente también se fue. Con la bajada de la marea movimos un par de veces nuestro fondeo hasta quedar en el sitio definitivo en el que pasaríamos la noche, no sin antes disfrutar de una espectacular puesta de sol y de unos buenos toros de bonito para cenar cocinados a la plancha en la popa. Con el anochecer se levantó el viento y al amanecer me despertaron los motores de un montón de planeadoras de mariscadores que llegaban de la Illa de Arousa para fondear a nuestra popa. En cuanto salieron los primeros rayos de sol levantamos el fondeo y nos dirigimos a los pantalanes de la Pobra do Caramiñal, pues había que hacer una compra y aprovechamos para rellenar los tanques de agua y darnos una duchita. A media mañana zarpamos de nuevo con la despensa y las neveras llenas con rumbo a las Islas Atlánticas empujados por el génova. Navegamos cerca de Vionta, Noro y Sálvora, junto a cuyo embarcadero pudimos ver la sirena, a la que en cierta manera considero mi antepasada :) Arribamos e izamos el gennaker para dirigirnos al Canal de los Camoucos, donde lo arriamos para orzar de nuevo siguiendo la costa interior de la Isla de Ons. Al llegar a la altura de la Isla de Onza volvimos a cambiar de rumbo, apuntando hacia Punta Couso y adentrarnos en la Ría de Aldán, en una de cuyas calas fondearíamos para pasar el resto del día y la noche. Temprano levamos ancla para continuar navegando a lo largo de la Costa de la Vela, doblamos Cabo Home y Punta Subrido, adentrándonos en la Ensenada de Barra donde había algunos veleros fondeados. La mañana era tranquila y luminosa, pero queríamos acercarnos a las Islas Cíes antes de emprender el camino de retorno hacia el Norte. Cruzamos del Freu de la Porta entre la Isla del Faro y la de San Martín, espectacular paso entre las Cíes, donde empezamos a ceñir en bordos que nos llevaron por fuera de Onza y Ons a lo largo del canal principal de entrada a la Ría de Arousa, pues nuestra intención era volver a pasar los estrechos de Aguiño y llegar a fondear a la ensenada de Corrubedo. Un primer banco de niebla empezó a acercarse desde el mar por nuestra banda de babor y pronto estuvimos envueltos por ella, por la ley de Murphy, justo en la niebla, nos apareció por estribor un barco de cabotaje que nos cruzó la popa sin problema. Pensé que con niebla no era lo más adecuado cruzar los pasos de Aguiño, así que decidí cambiar nuestro destino para dirigirnos hacia la ensenada de Carreira, pero abrió la niebla quedando despejada la zona de Aguiño y volví a embocar hacia los estrechos, pues quería dejar atrás esa zona antes de que se volviese a cerrar, aunque en pleno canal de Sagres se volvió a cerrar de niebla, con cruce con pesquero incluido. La niebla jugaba con la costa y envolvía como una funda a las islas en un mágico paisaje. Al dejar atrás el canal y aproximarnos a la ensenada de Corrubedo el sol volvió a brillar con toda luminosidad, fondeando finalmente en el extremo norte de la ensenada, entre el pueblo y el principio de la playa. El viento del NE sopló durante toda la tarde hasta el anochecer. Por detrás de la península de Corrubedo se apreciaba otro banco de niebla estancado que poco a poco llegó a cubrir la ensenada. Amanecimos en un limbo de niebla con calma total, apenas se distinguían las luces de tierra ni siquiera la luz de fondeo de un velero alemán que fondeó a pocos metros por nuestra popa. Al doblar el cabo la niebla quedó atrás, anclada a tierra. Mientras navegábamos en un mar en calma, rumbo a Finisterre, se veía el juego de nubes y sol sobre la costa. Pronto saltó la brisa del Nordeste que nos permitió navegar de ceñida mientras el viento continuó arreciando progresivamente a lo largo del día. A mediodía amarrábamos en el puerto pesquero de Finisterre. Por la tarde el viento sobrepasaba los 25 nudos, con puntas de 30 y el parte anunciaba más de lo mismo para el día siguiente. La tripulación aprovechó la recalada para hacer una excursión hasta el faro y a última hora de la tarde, después de que los más pequeños cenasen a bordo, nos fuimos todos a cenar buen pescado al pueblo, como despedida de una de las familias que desembarcaban y se irían por la mañana de vuelta a casa.
A las 07:30 h el taxi llegaba al muelle para recogerlos y acto seguido zarpábamos, con dos rizos en la vela mayor y motor, para afrontar la última etapa de retorno a Sada. Doblamos el cabo bajo el faro, pasando por dentro del Islote del Centolo y dejando atrás Cabo La Nave arrumbamos hacia Cabo Touriñán. En ese tramo, hasta sobrepasar Cabo Vilán, alcanzamos vientos de hasta 32 nudos con fuerte marejada de proa. En cuanto pasamos el canal de Sisargas pudimos ya navegar sólo a vela, con dos rizos en la mayor y algo menos de medio génova, a un descuartelar a rumbo directo hacia la boca de la Ría de Ares en agradable y rápida navegación. Unas millas antes de estar al través de La Coruña escuchamos por el VHF la comunicación con salvamento marítimo de un barco francés que había avistado a otro velero navegando en círculos sin tripulantes a bordo, a unas cinco millas por nuestra proa. Rápidamente se activó el dispositivo de salvamento y en pocos minutos llegaron a la zona una embarcación de salvamento marítimo y otra de aduanas, además del helicóptero de Helimar. En ese momento cuatro veleros nos encontrábamos por la zona y se creó un poco de confusión al no identificar en un principio cual de los cuatro era el presunto velero con problemas. Las dos embarcaciones de salvamento arrumbaron a toda velocidad hacia nosotros, pero al estar a nuestra altura les indicamos que estábamos bien, señalándoles la dirección del que creíamos con problemas. No intervenimos por radio para no interrumpir las comunicaciones del salvamento. Al poco rato se aclaró el entuerto, al parecer el barco aparentemente sin tripulantes tenía una avería en el motor y sus dos tripulantes se encontraban en el interior intentando solucionarlo mientras el barco navegaba en círculos con la mayor. Falsa alerta, menos mal.
Con todo este lío ya llegábamos a la boca de nuestra ría de destino y una vez en ella desplegamos todo el génova para navegar a un largo, a 8 nudos, hacia el puerto de Sada, a donde arribamos a eso de las siete de la tarde.
Finalizaba así una muy buena semana de travesía por la “Costa da morte” y las rías gallegas acompañado por las familias de Richard y Andrew. Ellos se acostumbraron un poco al horario español y yo al horario inglés, al constante “coffee or tea”, al “breakfast”, al “lunch” y al “dinner”. Ellos al pacharán y yo con mi Licor de Herbas, como el de esta botella que tuvieron el detalle de regalarme.
what shall we do with a drunken sailor?... :)
It was a pleasure to have sailed with you, until next time.
12 comentarios:
Fermoso viaxe, non sei si unhas vacacións así se lle ocuren a moitas familias galegas. A verdade e que meten envexa.
Moitas veces non sabemos aproveitar o que temos máis preto.
Unha aperta, Fernando.
Viaje perfecto. Tengo entendido que está operativo el puerto deportivo de Muxia (300 plazas) frente a las 80 de Camariñas.
¿cual es el truco de las Sisargas por dentro con 25 nudos? ¿que referencia cojes para librar las piedras de Talieiro, La Carreira y Laxe de Barizo?
Hola Carlos.
Efectivamente al parecer han terminado la marina de Muxía, desde que estaba en obras no he vuelto por allí, pero en este caso, con nordeste, creo que está más protegida la de Camariñas.
En cuanto al paso de Sisargas hay que hacer un cigzag. Si vas desde La Coruña hacia abajo primero pongo proa a Punta Pedra D´Areas hasta estar enmedio del canal, cerca de tierra, donde cambio el rumbo hasta unos cinco grados más a estribor de la Pedra do Lobo, en cuanto dejo esta por la aleta de babor pongo proa a Punta Nariga y luego vuelvo a caer unos diez grados a estribor para librar bien el bajo de A de Couce (al NW del faro). Si es al revés primero apunto a Punta del Castro hasta estar a media milla de tierra, cambio el rumbo hasta apuntar un poco más a babor de la Pedra do Lobo y en cuanto la tengo por el través caigo unos treinta grados a estribor hasta pasar Punta Pedra D´Areas, donde vuelvo a caer a babor unos veinticinco grados para librar los bajos de Baldayo por fuera.
En fin, visualmente es más fácil y en cualquier caso siempre bien atento al plotter. Si hay muy mala mar prefiero pasar Sisargas por fuera. De todas formas considero que las piedras con las que, a mi entender, hay que tener más cuidado son La Chan, la Bramadeira y Pedornelos. Estas dos últimas, basta un poco de mar de fondo para poder tocar. Y siempre hay que tener una sonda superior a 13 metros.
Un abrazo.
Un estupendo reportaje y unas imágenes magníficas...me ha encantado la de las islas entre la niebla. Sigue disfrutando del verano y del mar.
Muchas gracias Isabel, igualmente.
Preciosas fotos y MAGNIFICO blog.
Enhorabuena. No sabes lo que estoy aprendiendo gracias a ti.
Pues muchas gracias. Me alegra que sea así.
Un saludo Rana.
Hola! estoy entrando al mundo de la nautica de a poco y buscando algunas cosas descubri tu blog. Me encanto tu relato, que AVENTURA!!! buenisimas las fotos!... muy, muy divertido.. ojala me pase algo asi!! jaja ;-) un beso grande desde Buenos Aires
Bien que te gustase, Mili. Bienvenida a bordo.
Me gustan tus pinturas.
Un beso.
Que relato más embriagador, acompañado de las fotos es fantastico, me has dejado soñando con poder algún día llamarte para hacer una travesia así. Quizas dentro de algunos años pueda darme ese capricho espero que para entonces sigas con ganas de hacer estas cosas.
Hasta entonces gracias por compartirlo, de alguna manera tambien lo he disfrutado.
Gracias Kico.
Ciertamente es una bonita travesía, acompañada de buen tiempo, que está muy al alcance de la mano.
Espero que no dejes pasar demasiado tiempo antes de disfrutar de esta costa.
Carpe Diem.
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