sábado, 29 de septiembre de 2007

A BORDO DEL "THALASSA"

En Marzo del 98 tuve la oportunidad, gracias a mi padre, de vivir una experiencia interesante a bordo del buque oceanográfico francés “Thalassa”. Modernísimo y equipadísimo barco que los franceses comparten por convenio, durante unos meses al año, con el Instituto Oceanográfico Español.
Se trataba de embarcar unos días con un equipo de televisión durante una campaña para el estudio de la biomasa de la sardina en el litoral atlántico español.
Salimos en una pequeña embarcación hasta la boca de la Ría de Ferrol, donde nos esperaba el “Thalassa” fondeado. Esa tarde soplaban, afuera, rachas de hasta 48 nudos de viento, por lo que la maniobra de aproximación para trepar por la escala de gato largada por la borda fue complicada, pero finalmente nos encontramos, con todo el equipo, sobre la cubierta principal.
El barco, con una línea estilizada y moderna más propia de un mega yate de lujo de un buque oceanográfico, contaba con toda la maniobra de un arrastrero de altura, además de con un sofisticado equipamiento científico y un control del buque completamente informatizado.
A bordo iban además de la tripulación francesa, un equipo de biólogos del Instituto Oceanográfico de Vigo.
Tras la bienvenida, nos mostraron nuestros confortables camarotes, y acto seguido tuvimos una obligatoria instrucción de seguridad que incluía embutirse dentro de un traje de supervivencia. A continuación nos enseñaron todo el barco. Espectacular. He de reconocer que me llevó un tiempo orientarme por el barco y localizar de nuevo mi camarote, pero a partir del día siguiente ya me movía con cierta familiaridad por todo el buque.
Debido al fuerte viento, esa noche permanecimos fondeados al socaire en una ensenada de la boca de la ría ferrolana.
A las 20:30 h cena en el comedor de abordo. Una exquisita merluza en salsa preparada por el cocinero francés, ¡Oh la lá!
A primera hora de la mañana zarpamos, inicialmente con rumbo WSW, pero antes de llegar a la Islas Sisargas viramos hacia el NE, para continuar donde lo habían dejado. El objetivo era determinar la biomasa de sardina, estudiando desde el estado de nutrientes del mar en la zona con recogida de muestras de fitoplancton y zooplancton, hasta el nivel de larvas de sardina en estado embrionario y finalmente la determinación del volumen de cardúmenes clasificado por sexo, edad y madurez de los peces en la época de puesta.
El método era seguir por un lado un esquema radial respecto a la costa para toma de muestras de fito y zooplancton, así como estudio de la salinidad y temperatura del agua, un par de veces durante el día y otro par durante la noche, a distintas sondas, para lo cual se sumergía un aparato para recogida de muestras, suspendido de un cable. Lo sorprendente es que a pesar del fuerte viento y de la mar, gracias al sistema de posicionamiento dinámico del barco, este era capaz de permanecer inmóvil en un punto, permitiendo que el cable pendiese totalmente vertical. Tras la recogida de muestras, las analizaban en el laboratorio de a bordo. Por otro lado, cuando las sondas pesqueras localizaban un cardumen suficientemente grande, se lanzaba al arrastre un arte de pesca pelágico, generalmente también un par de veces durante el día y otras dos veces por la noche. Una vez cargado a bordo el pescado y pesado, en la cubierta de pesca situada un nivel más abajo se clasificaba la pesca, en primer lugar por especies y luego por tamaño. De ellos se seleccionaba un número representativo de individuos para diseccionarlos en el laboratorio y determinar sexo, longitud, peso individual, edad (deducida por el tamaño de los octolitos), peso de ovario o testículo, así como la existencia o no de parásitos. Finalmente se elaboraría un informe mostrando la relación de la presión de pesca con la situación de la sardina y la posibilidad de pesca considerando su estado futuro.
Ciertamente resultaron ser unas jornadas más que interesantes, por lo aprendido y por lo novedoso que me resultaba el conocimiento de otro aspecto de la vida en el mar.
Después de tres días, nos desembarcaron a bordo de una embarcación de práctico del puerto de A Coruña, dejando atrás al Thalassa que continuaría con su campaña en aguas del Cantábrico. Fueron pocos días, pero suficientes para apreciar el buen ambiente de trabajo a bordo, especialmente del grupo de biólogos, que nos acogieron con cortesía y amabilidad.

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