El “Avalon I” está hecho un “chaval” pero con la experiencia y solera que le dan sus muchos años de vida.
Tras una etapa de transición en Portosín, donde se le han efectuado sus reparaciones y cuidados, por fin descansa en su nuevo fondeo, frente a la casa de sus armadores.
Da gusto ver que aún quedan armadores que cuidan con mimo a sus barcos, y aunque nunca se terminan definitivamente los trabajos a bordo, quién lo ha visto y quién lo ve.
Enhorabuena pues, Paula y Fernando, por el excelente trabajo realizado. Espero que otros problemas se solucionen para que podáis disfrutar a tope del "Avalón I".
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