





Indirectamente afectaría al resto de la Ría formada por dos brazos, uno remata en Pontedeume, donde es encuentra el Parque Natural de las Fragas del Río Eume, y el otro en las marismas de la desembocadura del Río Mandeo tras su paso por Betanzos.
Un enclave natural de extraordinaria belleza con numerosas calas en donde los robles y castaños se asoman al mar, amén de pequeños pueblos marineros llenos de encanto como Redes o el propio Ares.





Sería una lástima que todo este entorno se arruinase para siempre por culpa de la intervención humana, que en el mejor de los casos podría suponer “pan para hoy y hambre para mañana”…
