En la primera etapa de la regata en solitario Transat 6.5, el navegante australiano Simon McGoldrick a bordo de su “Compositesworks”, sufrió una inusual experiencia. Durante una calma chicha , el aussi se encontraba durmiendo en el interior cuando sintió un fuerte zarandeo de su barco, sin causa aparente, pues se encontraba en pleno Atlántico, con mar llana. Se sumergió para comprobar la obra viva de su barco y encontró, no sin sorpresa, unas extrañas marcas en el bulbo de la orza.
Pronto retornó el viento y continuó su camino hacia Funchal, donde al sacar el barco del agua comprobaron que aquellas marcas habían sido realizadas, con casi total seguridad, por los dientes de un tiburón desesperado. Y es que uno no puede dormir tranquilo ni en pleno Atlántico… ;-)
Menos mal que al escualo no le debió gustar “el caramelo”.
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