Actualmente y desde hace algún tiempo, este tema del lastre móvil, en cuanto a la escora, se soluciona con las orzas pivotantes, que sin embargo dieron tantos problemas durante la última edición de la Volvo Ocean Race, ya que eran barcos más grandes y navegados más al límite, lo que sometía a las orzas a grandes esfuerzos que producían mayor fatiga de los materiales.
Durante las calmas ecuatoriales, la temperatura en el interior de la cabina puede alcanzar los 50ºC con una humedad de hasta el 80%, humedad que en los mares del Sur podrá llegar a la saturación y con temperaturas de 1 ó 2ºC. Los posibles huecos para ventilación de la cabina, suelen reducirse al mínimo con el fin de conseguir la máxima estanqueidad en condiciones extremas, incluso con vistas a reducir todo lo posible los puntos débiles en caso de vuelco.
En lo respecta al resto del barco, estos están divididos en compartimentos estancos. El de popa, al que sólo se tiene acceso para revisar y reparar las trasmisiones de los timones y los brazos de los pilotos automáticos, el habitáculo central en el que habitan, en donde, cuando las cosas se pongan feas, pueden cerrarse herméticamente. A proa del palo va otro compartimento dedicado a la estiba de velas, y por último el compartimento de proa. Todos en previsión de que se dé el caso de una posible vía de agua en alguno de ellos, poder garantizar la flotabilidad del barco.
Como se puede apreciar, el confort en estas máquinas de competición brilla por su ausencia, sin contar con los constantes golpes y zarandeos o el incesante ruido en el interior durante la navegación por las zonas australes.
Siguiendo con el equipamiento del interior de los Open 60, el wc se limita a algo muy parecido a un simple cubo, así que para la higiene corporal deberán aprovechar los chubascos de lluvia en las zonas cálidas o las toallitas hidratantes para lavarse “por parroquias” cuando el frío apriete.
Estos barcos van equipados con un pequeño motor diesel, cuya función principal será la de cargar las baterías de a bordo, para lo cual los pondrán en funcionamiento (obviamente sin embragar) durante una o dos horas al día, ayudados por el aprovechamiento de energías alternativas, generadores eólicos, hidráulicos y paneles fotovoltaicos.
En cuanto a dormir, las pocas horas de sueño entre guardias de que dispondrán al día, lo harán en unos austeros catres tubulares con lona que se pueden regular según la escora del barco. Estos barcos van equipados con un pequeño motor diesel, cuya función principal será la de cargar las baterías de a bordo, para lo cual los pondrán en funcionamiento (obviamente sin embragar) durante una o dos horas al día, ayudados por el aprovechamiento de energías alternativas, generadores eólicos, hidráulicos y paneles fotovoltaicos.
En lo respecta al resto del barco, estos están divididos en compartimentos estancos. El de popa, al que sólo se tiene acceso para revisar y reparar las trasmisiones de los timones y los brazos de los pilotos automáticos, el habitáculo central en el que habitan, en donde, cuando las cosas se pongan feas, pueden cerrarse herméticamente. A proa del palo va otro compartimento dedicado a la estiba de velas, y por último el compartimento de proa. Todos en previsión de que se dé el caso de una posible vía de agua en alguno de ellos, poder garantizar la flotabilidad del barco.
Como se puede apreciar, el confort en estas máquinas de competición brilla por su ausencia, sin contar con los constantes golpes y zarandeos o el incesante ruido en el interior durante la navegación por las zonas australes.
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