Poco más de una semana después, hago la misma travesía pero a la inversa y esta vez en solitario.
Amanecí a eso de las 06:30h y ya había una ligera brisa del Este en Cala Blava. Desayuné con calma y preparé todo para zarpar. A las 08:00h abandonábamos el fondeadero, aprovechando la brisa con el génova. Muy lentamente fuimos atravesando la bahía, a una velocidad de 2 - 3 nudos al principio, y en cuanto subió un poquito la brisa icé el gennaker y enrollé el génova. Durante un rato anduvimos a 4 nudos, pero duró poco. El viento volvió a bajar, así que gennaker abajo y a encender a “Pentagramix”, el motor.
Una hora más tarde el viento roló al SE y arreció a 10 nudos. Vuelta a izar el gennaker junto con un trocito de génova y pronto navegábamos a 6-7 nudos de velocidad. Poco a poco la isla fue quedando atrás. Con la música de Master and Commander de fondo me era fácil imaginar aquellos bergantines abandonando sus fondeaderos deslizándose lentamente entre el crujido de escotas y maderas. El barco también va crujiendo un poco ;-)
Hasta el mediodía el viento se fue yendo más al través, entre 12 y 13 nudos de intensidad, y el barco patinaba a unos 8 nudos casi constantes… ¡Qué gozada! El viento siguió arreciando hasta los 15 nudos, y se cerró un poco más, hasta los 60º de aparente, con lo que alcanzamos puntas que superaron los 9 nudos de velocidad, ¡emocionante!, pero al piloto le costaba mantener bien el rumbo con el gennaker a un ángulo tan cerrado y dimos un par de orzadillas con el consiguiente flameo escandaloso de la vela. No esperé a una tercera ocasión, decidí recoger el gennaker y desplegar totalmente el génova. El barco lo notó, bajando la velocidad a 6 nudos, pero no tenía prisa y no quería romper nada, además sólo con el génova se navegaba más tranquilo. He de reconocer que a estas alturas aún no he terminado de montar los lazy jacks, por lo que me da un poco de pereza izar la mayor, más que nada pensando en el momento de arriarla yo solo, pero tal y como vamos ahora se va estupendamente ;-)
En estos momentos ya se divisa la costa de la Isla de Ibiza por la amura de estribor… ¡ 10.000 maravedíes para mí! ;-))) Otra de las cosas buenas de navegar solo ;-) Al llegar al través del islote de Tagomago el viento ha caído un poco, que junto a la molesta marejadilla atravesada hace que la navegación se haya tornado algo más incómoda, pero bueno, sólo faltan unas 20 millas para llegar a los Freus y poco más hasta Illetes. Creo que arribaré al fondeadero a primera hora de la noche. Mientras tanto disfruto de la puesta de sol sobre Ibiza.Con la última luz del crepúsculo crucé los Freus. La molesta mar se había ido a la popa, lo mismo que el viento, que volvió a coger presión, aunque en ese momento tiraban del barco, además del génova, también “pentagramix”. Al doblar el faro de la Isla de los Puercos (con perdón ;-), fuí orzando hasta ceñir hacia la bocana del puerto de La Savina, un poco antes, fuera del canal de entrada es donde había fondeado la última vez y ahí me dirigía. Enrollé el génova y empecé a serpentear despacito entre el laberinto de barcos. Parece mentira lo que ha cambiado esto en poco más de una semana! Ahora los barcos fondeados están como cerillas en caja. ¡Y algunas sin encender!
Por fín encontré un hueco, serían las 23:00h cuando quedé fondeado. Aguardé un rato observando el comportamiento del barco respecto a los demás y bajé a prepararme algo de cenar, apenas había comido desde el desayuno y la verdad es que tenía hambre.
Subir luego a cubierta a fumarse un cigarrito, con jazz brasileiro suavecito, y a pesar de tanto barco, es verdaderamente enganchante, aunque esté cansado no puedo evitar disfrutar de esto. Los buenos fondeaderos son el descanso del guerrero.
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