domingo, 27 de julio de 2008

FORMENTERA-DENIA-IBIZA

La noche del “Flower Power” en San FranÇesc de Formentera me cogió con poco “power”, así que me retiré relativamente pronto al barco, ya que por la mañana temprano tenía que zarpar hacia Denia para buscar a la nueva tripulación.
Me levanté a las 08:20h, desayuné, me di un baño y preparé el barco para navegar. La tarea de quitarle el motor al dingui y subirlo a bordo, así como el propio dingui para estibarlo en cubierta, haciéndolo solo, me costó su trabajo.
Icé la vela mayor, posteriormente levanté el fondeo y el barco empezó a deslizarse lentamente al principio. Arribé hasta navegar en popa y a continuación desplegué también el génova. Eran las 09:20h y pronto navegaba a 7 nudos con viento de 22 nudos rumbo a Es Vedrá, a cuya altura el viento roló lo suficiente como para trasluchar y arrumbar ya directamente hacia Denia. El conjunto de maniobras me hizo sudar la gota gorda y me di un buen baldeo de agua de mar con un cubo desde la popa. Me quedé como nuevo.
Al ir dejando atrás la Isla de Ibiza el viento fue amainando ligeramente, pero también se cerró un poco, permitiéndome mantener una velocidad bastante decente de entre 6 y 7 nudos con viento de la aleta. Una navegación bien placentera, ataviado sólo con mi “traje de agua natural” ;-) me hizo sentir una agradable sensación de libertad.
Durante el resto del día el viento se mantuvo constante, mientras el barco seguía tragando millas y yo me dedicaba a tareas de orden y limpieza en el interior, pero también tuve tiempo de leer, dormitar y cocinarme unos huevos fritos con arroz a la hora de comer. Al alcanzar la zona de navegación de mercantes tuve un par de cruces, uno de los cuales me cruzó la proa a unos 200 m., no hice nada, pues ellos calculan mi rumbo y velocidad con respecto al suyo, pero a veces afinan un poco mucho ;-). A partir de ahí me entretuve un rato escuchando las llamadas en el 16 VHF, incluido un MayDay de un velero de 45 pies que se quedó sin viento y no le arrancaba el motor… rápidamente les atendió por radio Salvameto Marítimo de Valencia, incluyendo una suave reprimenda por considerar eso un MayDay… Me sigue sorprendiendo el elevado número de casos que muestran la poca preparación náutica que se aprecia por la zona en esta época, así como la paciencia que muestran las estaciones de Salvamento Marítimo.
Bien entrada la tarde, al llegar a la zona de influencia de la costa peninsular, a no muchas millas de Cabo San Antonio y La Nao, el viento se fue tornando más caliente, arreciando hasta alcanzar los 30 nudos de intensidad.
El barco empezó a galopar con el viento y cogí el timón a mano. Alcanzamos los 11 nudos. Muy divertido, pero al cabo de un rato preferí recoger el génova.
A sotavento de Cabo San Antonio lejos de amainar arreció en rachas y aumento la mar. Encendí el motor, puse el piloto proa al viento y arrié la mayor. Si, sigo sin terminar de poner los Lazy Jacks y supone un latazo aferrar la vela plegada en la botavara, más aún con viento y mar. La mayor resulta algo pesada y escurridiza.
Preparé la maniobra de atraque con amarras y defensas y me dirigí a la bocana del puerto, dejando entrar primero al Balearia que hace la ruta Ibiza-Denia. Dentro todo estaba en bochornosa calma y encontré un sitio para amarrar sin problema durante un par de horas.
Con la nueva tripulación ya a bordo zarpamos antes del anochecer. Fuera del puerto la mar y el viento nos esperaban. Izamos la mayor y las dos primeras olas ya empaparon completamente la cubierta, las dos siguientes me empaparon a mí, mientras la tripulación se arremolinaba al cobijo de la capota. Lo bueno del Mediterráneo es que los rociones son calentitos y la brisa también.
Caras de poca fe entre los tripulantes cuando les anunciaba que unas cuantas millas mar adentro la mar y el viento se calmarían. Creo que pensaban que toda la travesía sería con esas condiciones.
Un par de horas después el viento había bajado de 30 a 15 nudos y la mar se había suavizado notablemente, momento en que toda la tripulación, menos uno, fue desapareciendo por el tambucho para irse a dormir.
A media noche navegábamos a toda vela con un resto de luna tardía.
Arribamos a Cala Salinas, en Ibiza, con las primeras luces del amanecer y fondeamos en una mañana tranquila. Tardé aún un rato antes de irme a dormir mientras me fumaba un cigarrillo en la proa, pero estaba sinceramente cansado después de casi 24h y algo más de 120 millas sin dormir. Me acosté a eso de las 08:00h y una llamada de móvil me despertó a las 12:00h. “Cest la vie” ;-)

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