domingo, 29 de agosto de 2010

EL VÁTER MARINO, ESE GRAN DESCONOCIDO.

Una entrada que, aún rayando lo escatológico, creo de utilidad para los que se embarcan por primera vez. Parece sencillo, pero por lo visto no lo debe ser tanto. Así que aquí van algunas recomendaciones de uso.

A diferencia de los váteres domésticos, los de los barcos no suelen desaguar por gravedad al tirar de la cisterna, sino que hay que currárselo un poco más.

La primera regla de oro: por el váter no debe ir nada que no hayas comido o bebido antes, eso incluye el papel, que o bien se deposita en una bolsa de basura (lo más recomendable) o se tira por el portillo directamente al mar (es orgánico y biodegradable), obviamente teniendo cuidado de que no caiga en cubierta.
No hay como tener que desatascar un váter obturado para que no se te olvide este punto.

Si estás fondeado y te entra el apretón, asegúrate antes de meterte en faena de que no haya nadie bañándose alrededor en ese momento. Aunque es cierto que la gran mayoría de las embarcaciones hoy en día ya tienen depósito de aguas sucias, también es cierto que se suele tener abierto para que vaya directamente al mar. Y aunque algunos váteres incorporan trituradora, no es lo mismo que depuradora.

A pesar de que está reglamentado el uso del váter marino en los puertos, también lo está el hecho de que tenga que haber en las marinas un servicio de vaciado de aguas fecales, algo cuyo cumplimiento debe incluir al 30% aproximadamente de los puertos y quizá exagerando.
Así que en esos casos mejor utilizar las instalaciones que casi todas las marinas habilitan para esos menesteres.
La posibilidad que nos ofrece la reglamentación MARPOL de salir a vaciar a 4 ó 12 millas, es, en muchas ocasiones al menos, poco viable.

En cuanto al procedimiento de utilización del aparato en sí, voy a detenerme tomando como ejemplo un váter marino convencional cuyo sistema creo el más extendido, explicándolo en cuatro pasos:
1º- Posición de reposo, con la llave de paso de agua en posición de seco (palanca superior hacia la derecha) y palanca de bombeo girada para su bloqueo. 2º- Después de usarse se debe colocar la llave de paso de agua en posición de entrada de agua (palanca superior hacia la izquierda) y una vez girada 90º la palanca de bombeo se procederá a bombear hasta que la taza quede vacía (ni que decir tiene que al igual que en los domésticos es recomendable el uso de escobilla). 3º- Una vez finalizada esta fase se debe volver a poner la llave de paso de agua en posición de seco, y si quedase exceso de agua en la taza, volver a bombear un par de veces. 4º- Para terminar, volveremos a dejar las palancas en la posición inicial, eso incluye bloquear de nuevo la palanca de bombeo girando su maneta otros 90º y revisar el estado de limpieza general del habitáculo.
Sin querer extenderme más en el tema, creo que el cumplimiento de estos pocos puntos hará que nuestras travesías sean más agradables y ayudará a mantener el buen espíritu entre la tripulación.

jueves, 26 de agosto de 2010

CHUNY EN LA PRÓXIMA EDICIÓN DE LA VOLVO

El gallego Roberto Bermúdez de Castro ha sido anunciado por Camper como miembro de su equipo para la Volvo Ocean Race.

El V070 'Camper', que participará en la Volvo Ocean Race 2011-2012 (Vuelta al Mundo por escalas) y que partirá de Alicante en noviembre de 2011, tendrá un patrón español en la figura del regatista coruñés "Chuny" Bermúdez de Castro.


Además del importante anuncio, el equipo ha presentado la construcción de su Volvo Open 70, que comenzará en tierras neozelandesas a principio de agosto.

Esta será la quinta edición en la que Chuny Bermúdez se enfrentará a la Volvo Ocean Race. El gallego fue el patrón en la última edición del equipo holandés Delta Lloyd, además ha ejercido labores de jefe de guardia a bordo del Brasil 1 en 2008-09 junto a Torben Grael y con el Assa Abloy realizó como patrón las etapas del Sur en 2001-02, quedando finalmente en segunda posición.
La primera vuelta al mundo de Chuny fue, siendo muy jóven, en la Whitbread 1993-94 a bordo del proyecto gallego Galicia '93 Pescanova, con el que quedaron terceros y en el que figuró como timonel y jefe de guardia.
Además participó en la Ciudad del Cabo – Río de Janeiro en 2003 a bordo del Morning Glory, ganador de la Fastnet Race del 92 con el Galicia 93-Pescanova, patrón del Caixa Galicia Sailing Team entre 2000 y 2008, en las TP52 series, Audi MedCup y Breitling MedCup. Campeón de Europa de IMS y ganador de la Copa del Rey en tres ocasiones consecutivas (2002, 2003 y 2004).
Chuny, representante español en los Juegos Olímpicos de Atenas en la clase Star y séptimo en el mundial de la clase en 2004, es una de las caras conocidas también en el circuito de TP52 MedCup y ha tomado parte en dos ediciones de la America’s Cup con el equipo español (Auckland 2000 [Bravo España] y San Diego 1995 [Rioja de España])
"Estoy muy contento con poder hacer de nuevo esta regata. Creo que tengo la misma ilusión que tenía la primera ocasión en la que tomé parte”.
"Todo el mundo reconoce que es una regata extremadamente difícil, especialmente cuando compites con un equipo de esta calidad”, explica Chuny, “Nuestro único objetivo es la victoria. Tenemos ante nosotros unos largos meses de duro trabajo; queremos estar en la línea de salida en la mejor forma posible”.
El Director General de Emirates Team New Zealand Grant Dalton y que dirige también el proyecto Camper, se mostró durante la comparecencia más que encantado con el fichaje de Chuny. “Chuny trae consigo una increíble experiencia y tenemos mucha suerte de poder contar con él”, confirmaba añadiendo: “Puedo asegurar que a todo el mundo le gustaría contar con él a bordo y con sus cuatro vueltas al mundo que cuenta a sus espaldas. Aunque le queden unas cuantas para igualar las que yo poseo, ya tiene cuatro”.

Muy buena noticia Chuny, pero con tu partida el próximo febrero hacia tierras australes, se te acabaron para una temporada tus navegaciones familiares por la Ría de Ares... aaah, no se puede tener todo ;-)
¡Enhorabuena y te deseo la mejor de las suertes!

sábado, 21 de agosto de 2010

SAILING WITH AN ENGLISH CREW

Recién llegado de Baleares embarqué de nuevo a bordo del “Cadenote Uno” para recorrer las rías gallegas acompañado por una tripulación inglesa constituida por dos familias, cuatro adultos y seis niños entre los seis y quince años.
Al contrario que en otras ocasiones esta vez se notaba que eran navegantes y sabían con lo que se iban a encontrar, algo que facilitaba mucho las cosas.
Mi inglés es bastante limitado pero aún así nos entendimos perfectamente.
Una vez establecido el plan general del crucero y estudiado el parte meteorológico quedamos en salir a las 06:30 h de la mañana siguiente para hacer la primera etapa, desde el puerto de Sada hasta Camariñas, de aproximadamente 56 millas.
La meteo anunciaba vientos del NE de fuerza 4 a 6 por Finisterre y marejada.
Antes de que saliese el sol zarpamos con dirección a la boca de la Ría de Ares. El viento aún no se había arrancado, algo que fue haciendo paulatinamente. A mitad de camino entre La Coruña y las Islas Sisargas, con un viento de 15 nudos del través, ya navegábamos a vela con toda la mayor y génova. Al paso por el interior de Sisargas el viento ya estaba entre 20 y 25 nudos por la aleta.
Navegamos con viento de popa hasta Cabo Vilán donde alcanzó los 30 nudos.

Me llamó la atención el comportamiento del más pequeño, Thom, que se movía tranquilamente por el barco y él mismo se ponía el chaleco salvavidas cada vez que salía de la bañera, acompañado siempre de un adulto.
Trasluchamos y nos dirigimos a buena velocidad y viento fuerte hacia el interior de la ría. Al sur de la Punta del Castillo nos aproamos para arriar velas y embocamos a motor la bocana del Puerto de Camariñas entre fuertes rachas de viento. Tuvimos suerte, pues sólo quedaba una pequeña plaza en los pantalanes. En el pequeño tramo que recorrimos a motor durante la aproximación un plástico debió obturar la entrada de agua de refrigeración del motor, lo suficiente para que se vaciase el circuito de líquido refrigerante y se comiese completamente las palas de la bomba de refrigeración. Si el motor nos hubiese dejado tirados durante la maniobra de atraque, con ese viento, hubiésemos tenido problemas.
Esa tarde sustituimos las palas de la bomba, ayudado por Miguel y Andrés, mecánico de Cadenote, que se acercaron por tierra hasta allí, pues la sustitución de esa pieza en este motor es algo delicada. Rellenamos el circuito con nuevo líquido refrigerante, achiqué la sentina del motor y en un par de horas estaba todo solucionado.

A la mañana siguiente, temprano, zarpamos para hacer la segunda etapa que nos llevaría hasta Muros. El parte seguía siendo de viento fuerte del NE que amainaría un poco al sur de Fisterra, así que desplegamos sólo el génova, y aún así navegamos a 8 – 9 nudos de velocidad, con rachas que superaron los 30 nudos al paso de Cabo Touriñán y mar algo formada. Las nubes iban quedando atrás y antes de doblar Cabo Fisterra disfrutábamos de un día espléndido. En cuanto estuvimos al través de Fisterra arrumbamos hacia el Canal de los Meixidos, con Monte Louro por nuestra amura de babor, y antes de adentrarnos en la Ría de Muros-Noia recalamos en la playa de Area Mayor, por fuera de Monte Louro, al resguardo del NE que ya había amainado significativamente, para almorzar y darnos un baño, un fondeadero precioso en el que estábamos solos. Pasada la media tarde continuamos hasta la marinera villa de Muros, donde amarramos, tras un par de cambios de ubicación, para pasar la noche. Los dos matrimonios me invitaron a cenar en tierra y pasamos una divertida velada.
Temprano por la mañana tuvimos que abandonar el amarre ya que teníamos veinte centímetros de agua bajo la quilla, incluso llegamos a apoyarnos en el lodo del fondo durante la maniobra de desatraque. Con la tripulación en la amura de babor y dando atrás encontramos agua libre para salir. En la bahía, fuera del puerto, fondeamos para tomar el “breakfast” tranquilamente, una de las comidas fuertes después de la cena tempranera, porque el “lunch” era ligero.
En cuanto terminamos, izamos velas para salir navegando viento en popa hacia la boca de la ría, dando un bordo para pasar cerca de la península del Castro de Baroña, un magnifico enclave donde se puede ver claramente el trazado de la aldea celta, dejando el bajo de La Baya por estribor. Trasluchamos cerca de tierra para posteriormente dejar el Banco de Las Basoñas por babor. Tras una última trasluchada arrumbamos al Cabo Corrubedo para pasar por dentro de la piedra de La Marosa y poner rumbo hacia los estrechos de Aguiño, el Canal de Sagres primero y el Paso del Carreiro finalmente. Una vez dentro de la tranquilidad de la Ría de Arousa, desplegamos toda la vela para remontar al viento en bordadas y alcanzar el paso entre la Isla Rúa y el Islote del Jidoiro Pedregoso, que dejamos por estribor para llegar a nuestro destino de fondeo junto al Jidoiro Arenoso. Un bonito islote de arena, rodeado de piedras, en cuyo extremo NE se puede fondear sobre arena muy muy cerca de la orilla. Había bastantes embarcaciones fondeadas cuando llegamos, un día caluroso que transcurrió tranquilamente entre baños, comida, siestas y lectura. Al atardecer nos fuimos quedando solos salvo por un velero francés que finalmente también se fue. Con la bajada de la marea movimos un par de veces nuestro fondeo hasta quedar en el sitio definitivo en el que pasaríamos la noche, no sin antes disfrutar de una espectacular puesta de sol y de unos buenos toros de bonito para cenar cocinados a la plancha en la popa. Con el anochecer se levantó el viento y al amanecer me despertaron los motores de un montón de planeadoras de mariscadores que llegaban de la Illa de Arousa para fondear a nuestra popa. En cuanto salieron los primeros rayos de sol levantamos el fondeo y nos dirigimos a los pantalanes de la Pobra do Caramiñal, pues había que hacer una compra y aprovechamos para rellenar los tanques de agua y darnos una duchita. A media mañana zarpamos de nuevo con la despensa y las neveras llenas con rumbo a las Islas Atlánticas empujados por el génova. Navegamos cerca de Vionta, Noro y Sálvora, junto a cuyo embarcadero pudimos ver la sirena, a la que en cierta manera considero mi antepasada :) Arribamos e izamos el gennaker para dirigirnos al Canal de los Camoucos, donde lo arriamos para orzar de nuevo siguiendo la costa interior de la Isla de Ons. Al llegar a la altura de la Isla de Onza volvimos a cambiar de rumbo, apuntando hacia Punta Couso y adentrarnos en la Ría de Aldán, en una de cuyas calas fondearíamos para pasar el resto del día y la noche. Temprano levamos ancla para continuar navegando a lo largo de la Costa de la Vela, doblamos Cabo Home y Punta Subrido, adentrándonos en la Ensenada de Barra donde había algunos veleros fondeados. La mañana era tranquila y luminosa, pero queríamos acercarnos a las Islas Cíes antes de emprender el camino de retorno hacia el Norte. Cruzamos del Freu de la Porta entre la Isla del Faro y la de San Martín, espectacular paso entre las Cíes, donde empezamos a ceñir en bordos que nos llevaron por fuera de Onza y Ons a lo largo del canal principal de entrada a la Ría de Arousa, pues nuestra intención era volver a pasar los estrechos de Aguiño y llegar a fondear a la ensenada de Corrubedo. Un primer banco de niebla empezó a acercarse desde el mar por nuestra banda de babor y pronto estuvimos envueltos por ella, por la ley de Murphy, justo en la niebla, nos apareció por estribor un barco de cabotaje que nos cruzó la popa sin problema. Pensé que con niebla no era lo más adecuado cruzar los pasos de Aguiño, así que decidí cambiar nuestro destino para dirigirnos hacia la ensenada de Carreira, pero abrió la niebla quedando despejada la zona de Aguiño y volví a embocar hacia los estrechos, pues quería dejar atrás esa zona antes de que se volviese a cerrar, aunque en pleno canal de Sagres se volvió a cerrar de niebla, con cruce con pesquero incluido. La niebla jugaba con la costa y envolvía como una funda a las islas en un mágico paisaje. Al dejar atrás el canal y aproximarnos a la ensenada de Corrubedo el sol volvió a brillar con toda luminosidad, fondeando finalmente en el extremo norte de la ensenada, entre el pueblo y el principio de la playa. El viento del NE sopló durante toda la tarde hasta el anochecer. Por detrás de la península de Corrubedo se apreciaba otro banco de niebla estancado que poco a poco llegó a cubrir la ensenada. Amanecimos en un limbo de niebla con calma total, apenas se distinguían las luces de tierra ni siquiera la luz de fondeo de un velero alemán que fondeó a pocos metros por nuestra popa. Al doblar el cabo la niebla quedó atrás, anclada a tierra. Mientras navegábamos en un mar en calma, rumbo a Finisterre, se veía el juego de nubes y sol sobre la costa. Pronto saltó la brisa del Nordeste que nos permitió navegar de ceñida mientras el viento continuó arreciando progresivamente a lo largo del día. A mediodía amarrábamos en el puerto pesquero de Finisterre. Por la tarde el viento sobrepasaba los 25 nudos, con puntas de 30 y el parte anunciaba más de lo mismo para el día siguiente. La tripulación aprovechó la recalada para hacer una excursión hasta el faro y a última hora de la tarde, después de que los más pequeños cenasen a bordo, nos fuimos todos a cenar buen pescado al pueblo, como despedida de una de las familias que desembarcaban y se irían por la mañana de vuelta a casa.
A las 07:30 h el taxi llegaba al muelle para recogerlos y acto seguido zarpábamos, con dos rizos en la vela mayor y motor, para afrontar la última etapa de retorno a Sada. Doblamos el cabo bajo el faro, pasando por dentro del Islote del Centolo y dejando atrás Cabo La Nave arrumbamos hacia Cabo Touriñán. En ese tramo, hasta sobrepasar Cabo Vilán, alcanzamos vientos de hasta 32 nudos con fuerte marejada de proa. En cuanto pasamos el canal de Sisargas pudimos ya navegar sólo a vela, con dos rizos en la mayor y algo menos de medio génova, a un descuartelar a rumbo directo hacia la boca de la Ría de Ares en agradable y rápida navegación. Unas millas antes de estar al través de La Coruña escuchamos por el VHF la comunicación con salvamento marítimo de un barco francés que había avistado a otro velero navegando en círculos sin tripulantes a bordo, a unas cinco millas por nuestra proa. Rápidamente se activó el dispositivo de salvamento y en pocos minutos llegaron a la zona una embarcación de salvamento marítimo y otra de aduanas, además del helicóptero de Helimar. En ese momento cuatro veleros nos encontrábamos por la zona y se creó un poco de confusión al no identificar en un principio cual de los cuatro era el presunto velero con problemas. Las dos embarcaciones de salvamento arrumbaron a toda velocidad hacia nosotros, pero al estar a nuestra altura les indicamos que estábamos bien, señalándoles la dirección del que creíamos con problemas. No intervenimos por radio para no interrumpir las comunicaciones del salvamento. Al poco rato se aclaró el entuerto, al parecer el barco aparentemente sin tripulantes tenía una avería en el motor y sus dos tripulantes se encontraban en el interior intentando solucionarlo mientras el barco navegaba en círculos con la mayor. Falsa alerta, menos mal.
Con todo este lío ya llegábamos a la boca de nuestra ría de destino y una vez en ella desplegamos todo el génova para navegar a un largo, a 8 nudos, hacia el puerto de Sada, a donde arribamos a eso de las siete de la tarde.
Finalizaba así una muy buena semana de travesía por la “Costa da morte” y las rías gallegas acompañado por las familias de Richard y Andrew. Ellos se acostumbraron un poco al horario español y yo al horario inglés, al constante “coffee or tea”, al “breakfast”, al “lunch” y al “dinner”. Ellos al pacharán y yo con mi Licor de Herbas, como el de esta botella que tuvieron el detalle de regalarme.

what shall we do with a drunken sailor?... :)

It was a pleasure to have sailed with you, until next time.