lunes, 28 de noviembre de 2011

MANZANITA


Manzanita” marcó un hito en la historia de la vela de competición española. Por un lado, al ganar el campeonato del mundo de 1/4 Ton de Helsinki en 1977, cuando hasta entonces nuestros únicos éxitos internacionales de vela eran básicamente los no sé cuantos campeonatos del mundo de Snipe por parte de Félix Gancedo, la medalla de bronce en las olimpiadas de Los Ángeles de 1932 de Santiago Amat y la de plata para el 470 tripulado por Gorostégui y Millet en las olimpiadas de Montreal 1976.
Por otro lado fue el primer proyecto español de competición internacional con la filosofía actual, construyendo un barco revolucionario con un diseño de primera línea, e incorporando a la tripulación regatistas de la élite internacional.
Y por último, el aprovechamiento del molde para iniciar una producción en serie del modelo que tan buenos resultados y satisfacciones ha dado a sus armadores a lo largo de tanto tiempo. Aún sigue habiendo unidades, 34 años después, que aún dan guerra en el agua.
En su momento tuve la oportunidad de navegar en tres de las primeras unidades de la serie construidas en La Coruña. El “Monelos”, de los hermanos de Llano, el “Coruña III” de J.I. Ferreiro y el “Carozo” de Maxi Casares, que sigue participando y metiendo caña en las regatas de La Coruña.
Es frecuente también últimamente ver, por medio mundo, unidades remozadas y tuneadas que vuelven a dejar constancia de su buen navegar.
Manzanita fue un diseño del neozelandés Ron Holland, quien "cortaba el bacalao" en el diseño de barcos de competición en la década de los 70, empezando al final de esa década y en los 80´ a compartir su supremacía con su paisano Bruce Farr y otros, pasando posteriormente al diseño de megayates.
Uno de los sellos de identidad de los barcos de Ron Holland eran sus “tortuosas” popas redondeadas, en busca de optimizar la regla IOR. Sus estrechas salidas de agua y las formas redondas de sus cascos marcaron un estilo de diseño que resumía la filosofía del IOR en ese momento.

Empezaba la concepción de los barcos de desplazamiento ligero y la imposición de los aparejos fraccionados. En este caso aparejado con un palo de aluminio Technical Mast 7/8.
Entre algunos de sus más famosos diseños de barcos de Admiral´s había nombres como “Big Apple”, “Golden Apple of the Sun”, “Silver Apple of the Moon” o “Golden Delicious”, de ahí que a su hermano pequeño le llamasen “Manzanita”.


El barco se construyó en La Coruña (Fiberglass/Fibramar)* en el tiempo record de un mes, por iniciativa de Enrique Vilariño, promotor del proyecto Manzanita y familiar de uno de los tripulantes, el coruñés “Machaco” de Llano. (Aunque más adelante se construyó también en Barcelona).
El resto de la tripulación la completaban Ramón Balcells, de familia de veleros, Ib Andersen, (que no pudo hacer la última regata) también velero y famoso regatista danés-español, que más tarde asociaría su velería a la de Pedro Campos, formando Diamon Sails y que posteriormente pasaría a ser North Sails Europa. Por ultimo el medallista olímpico británico Rodney Pattisson como skipper.

La precipitación en su construcción hizo que llegasen al mundial de Helsinki por los pelos, aún ultimando su acabado en el momento de echarlo al agua para la primera regata, sin tiempo para su puesta a punto. Algunas críticas hacia el diseño inmediatamente se acallaron a la vista de los parciales conseguidos (3º, 1º, 1º, 3º, 4º) que le dieron el triunfo final por delante del francés “Berret de Paulette” (Jean Berret) que fue segundo. Tercero el sueco “Butterfly” (Peter Norlin), cuarto el italiano “Charlie Papa Due” (Jézequel) y quinto el norteamericano "Fun" (Lawrie Davidson).
El "Manzanita" voló sobre las aguas finlandesas (y también rusas), haciendo honor a su número de vela "E 747".
Como nos tienen acostumbrados en el mundo náutico, algunos pseudo-periodistas no se enteraban del todo de qué hablaban en sus escasos reportes de prensa, o bien eran ridículamente tendenciosos barriendo para su casa.

Un gran éxito, en cualquier caso, de cuando el I.O.R. estaba en su máximo apogeo y a la postre un diseño lleno de encanto y personalidad.
*NOTA (20/04/2021) No estaba seguro del dato en cuanto al nombre del astillero de construcción de la unidad original y de las primeras unidades, atribuyéndoselo a Fiberglass, cuando al parecer fue Vitrofibra, de la mano del constructor naval D. José López García (recientemente fallecido. DEP)

martes, 22 de noviembre de 2011

VOR. TRES DE SEIS.

En la tarde de ayer lunes, a eso de las 16:00 h, mientras navegaban en segunda posición por el Atlántico sur con 22-23 nudos de viento del través, olas de 3 metros y navegando a 23 nudos de velocidad, el “Puma”, patroneado por Ken Read, rompió el mástil. Afortunadamente toda la tripulación está bien. Han conseguido subir a bordo las piezas del mástil roto y recuperar las velas. En principio se dirigen con aparejo de fortuna hacia el archipiélago de Tristán de Acunha, a unas 700 millas al SE de su posición, cuando aún les faltan 2.150 millas para llegar a Ciudad del Cabo.
Fotos Amory Ross/PUMA O.R./VOR

Mientras tanto, casi al mismo tiempo, a bordo del “Camper”, el proa Mike Pammenter fue arrastrado por una ola que barría la cubierta, golpeándose de morros contra los obenques, lo que supuso la pérdida de un diente y unos puntos de sutura en el labio. Afortunadamente en ese momento iba con casco (algo poco habitual en las maniobras de proa), lo que seguramente evitó males mayores.
La labor de Trae y Stu Bannatyne, los dos tripulantes con preparación médica a bordo de Camper, ha sido encomiable. Poner anestesia en un nervio dental y coser el labio en un Volvo Open 70 en mitad de un sistema de bajas presiones en pleno Atlántico sur, tiene su mérito.Fotos Hamish Hooper/CAMPER ETNZ/VOR
Así que sólo quedan tres barcos en regata de los seis que tomaron la salida en esta primera etapa de la VOR.
El Sanya ya lleva unos días en Sudáfrica donde trabajan a pasos forzados para reparar su casco.
Lo mismo que el Abu Dhabi que se estima llegará en carguero a Ciudad del Cabo el próximo día 28, donde realizarán modificaciones en su sistema de aparejo.
No deja de sorprenderme cómo las jarcias y cascos de estos barcos, específicamente diseñados para soportar las condiciones más duras, se rompen con condiciones medias.
Quizá sea en estas condiciones cuando las tripulaciones llevan los barcos más al límite, pero si en la primera etapa a través del Atlántico ya se han roto el 50% de los componentes de la flota, qué pasará en LA etapa del sur, pues en esta edición sólo bajarán a las altas latitudes del sur para pasar Cabo de Hornos en la etapa entre Nueva Zelanda y Brasil.
Mientras tanto los tres participantes que quedan en esta etapa, encabezados por el Telefónica, seguido del Camper y Groupama, ya empiezan a bordear el anticiclón de Santa Helena y poco a poco irán arrumbando hacia Ciudad del Cabo, que se encuentra a unas 2.000 millas.
Los acontecimientos, una vez más, nos llevan a preguntarnos: ¿Son suficientemente resistentes los nuevos Volvo Open 70? Y las altísimas velocidades que son capaces de desarrollar estos barcos durante tanto tiempo ¿son seguras para sus tripulantes?
En cualquier caso esto es la Volvo Ocean Race, una regata dura en la que tanto barcos como tripulantes cada vez van más al límite.

martes, 15 de noviembre de 2011

UN NUEVO PROYECTO ESPAÑOL EN LA VENDÊE GLOBE

Bubi Sansó vuelve a la Vendée Globe, la regata más dura alrededor del mundo, en solitario, sin escalas ni asistencia, con un proyecto absolutamente “limpio”, el “Acciona 100% Ecopowered”.
Limpio porque es la primera vez que se presenta un proyecto que no utiliza combustibles fósiles para la obtención de energía. Para ello el “Acciona” va equipado de paneles fotovoltaicos (con más superficie de lo habitual), aerogeneradores e hidrogeneradores, que le permitirán ser autosuficiente obteniendo la energía del sol, el viento y del agua para cargar sus baterías de lítio de última generación. Además llevará una pila de hidrógeno, de emergencia.
Las reglas de la clase IMOCA 60 Open obligan a que los barcos lleven un motor que permita navegar durante al menos cinco horas a cinco nudos de velocidad, prueba que ya ha superado con su motor eléctrico, así como la de estabilidad y autoadrizamiento.
El “Acciona” es un diseño de Owen Clarke y Clay Oliver construido en Nueva Zelanda por Southern Ocean Marine en fibra de carbono y el empleo de las últimas tecnologías, concebido como barco sostenible desde la primera pieza.
Javier “Bubi” Sansó tiene amplia experiencia en navegación oceánica, sobre todo en solitario y a dos, con tres Transat Jacques Vabre, 2001, 2003 y la última en 2009 en la que junto al británico Mike Golding obtuvieron la 3ª posición.
Participó ya en la Vendée Globe 2000-01 con el “Old Spice”, pero colisionó con hielo en el Índico Sur rompiendo el timón y obligándole a retirarse en Australia.
En la primera edición de la BWR 2007-08 quedó 4º junto a Pachi Rivero a bordo del Open 60 “Mutua Madrileña”.
Ahora, junto con un buen equipo, vuelve de nuevo al ataque, por primera vez con un barco recién salido del horno y revolucionario, siendo el primero en inscribirse (algo poco español) para la edición que tendrá su salida, como siempre, desde el puerto francés de Sables d´Olonne el 10 de noviembre de 2012

domingo, 13 de noviembre de 2011

UN PASEO POR LA ORILLA DEL MAR

Dada la semana que se nos viene encima, cargada de majaderías, payasadas y demás palabrería indignante…, mejor empezar con un paseillo tonificante por la playa para coger fuerzas y relajar la neurona y el alma. Que lo disfrutéis y que haya suerte, porque justiciaa…

miércoles, 9 de noviembre de 2011

EL OPTIMIST, UNA IDEA QUE CUAJÓ


Una vez hubo un alcalde que tuvo una buena idea, algo poco frecuente, allá por 1947, en un pueblo de Florida llamado Clearwater.
Todo empezó cuando en una popular revista norteamericana, “Mecánica Popular”, apareció un artículo sobre cómo hacer uno mismo un “juguete” para el entretenimiento de los más jóvenes. Se trataba de reutilizar cajas de jabón industrial desechadas para fabricar un cochecito con vela. El invento tuvo gran aceptación por parte de los chavales, aburridos, de Clearwater y pronto se llenaron sus calles de estos cochecitos a vela, tanto es así que los vecinos empezaron a protestar por las incomodidades que estos cochecitos, lanzados por las calles, les provocaban. Hasta que ocurrió un trágico accidente con el resultado de un joven muerto por la colisión contra un auto.
Fue entonces cuando el alcalde, Clifford McKay se le ocurrió la feliz idea de encargarle al diseñador naval Clark Mills una embarcación semejante a los cochecitos pero para navegar. Así nació el “Optimist Pram”, precursor de los actuales Optimist, con 2,30 m de eslora, 1,13 m de manga y una vela cangreja de 3,5 m2.
En 1954 el arquitecto danés Axel Damgaard Olsen, amigo del multimedallista olímpico de vela Paul Elvström, importó ese tipo de embarcación a Dinamarca, por su simplicidad y bajo coste, ideal para la iniciación de los niños en el mundo de la navegación a vela. Tanto éxito tuvo que de los cuatro o cinco que se construyeron en Dinamarca en 1954, pasaron a ser dos mil en 1960. De ahí pasaron a Inglaterra y pronto se extendieron por todo el mundo, llegando a ser en la actualidad la clase más numerosa de la vela, con más de 250.000 unidades repartidas por más de 100 países.

El Optimist se ha convertido en la cuna de donde han salido la mayor parte de los mejores regatistas y navegantes actuales. Un barco sencillo para un solo tripulante, divertido, económico y de fácil manejo, en el que chavales de 5 a 13 años se inician en la navegación a vela y la competición.

Con los años, esa idea de economía y simplicidad se ha ido perdiendo, sofisticándose y encareciéndose, desde mi punto de vista, hasta extremos ridículos, con nuevos materiales y variedad de marcas, aunque no deja de ser un cajón con un palo pinchado.
Y sigue evolucionando, en algunos experimentos incorporándole un pequeño spinnaker o, incluso velas ala rígidas…
También ha ido degenerando, en algunos casos, esa filosofía inicial en la que los chavales se enfrentaban solos al reto de la navegación a vela, como un juego para aprender y divertirse, aprendiendo también a convivir con otros niños en piques o regatas de flota, en donde era uno mismo el que debía montar y desmontar el aparejo y cuidar del barco. Pero algunos padres han metido en demasía la presión de la competición a sus chavales, malacostumbrándolos al montarle y recogerle el barco e incluso, en ocasiones inculcándoles formas de actuar casi antideportivas, con constantes protestas en las regatas en las que eran ellos, los padres, los que se encargaban de llevarlas ante el comité de regata, metiendo cizaña entre los críos. Así es lógico que algunos chavales hayan dejado de navegar o que luego, entre las regatas de clases superiores o incluso de cruceros, te topes con tanto idiota.

En mi caso tuve suerte. A los cinco años mis padres me compraron un Optimist de fibra con aparejo de madera, en el que mi padre sólo se metió el día en que lo estrenamos. Esta es la única foto que conservo de ese barco y ese día.
Apenas llegué a regatear en él y por tanto no tuve ninguna presión por parte de mis padres hacia la competición, pero salía a navegar casi todos los días durante el verano y aprendí y me divertí un montón.
El gusto por las regatas llegó a los once o doce años, al tiempo que me iniciaba en crucero, al cambiar a la clase Vaurien, primero alquilando uno de club junto a mi amigo Francis Begara (Ese pasó luego a ser su barco y aún hoy navegan en él sus hijos). Más tarde tuve un Roga de primera generación y según me fui metiendo más en el mundo de la competición, cayeron unas velas nuevas de regata. Posteriormente un Roga de segunda generación, con un peculiar mástil sin crucetas, que andaba muy bien.
En esta foto a bordo de mi primer Vaurien el día que estrenamos velas en un TAP en Vigo, con un tripulante de lujo, mi amigo Carlos Bermúdez de Castro, con el que también navegaba en crucero, cuando debíamos tener quince años.
De ahí pasé al Snipe (casi siempre como proel) y ya a casi cualquier cosa que flote, pero la base la aprendí a bordo de aquel Optimist amarillo.
Sin duda la idea de mi padre, al regalarme aquel “cajoncito”, también cuajó.