Una atracción que no sé explicar, aunque tampoco necesito hacerlo, me basta con disfrutarlo.
Me maravilla el hecho de que un barco pueda propulsarse por el viento, más aún cuando el casco tiene bonitas líneas y el aparejo es proporcionado y equilibrado, tenso bajo las curvas de sus velas llenas. Deslizándose suavemente sobre aguas tranquilas o embistiendo con fuerza las olas. Una sensación cercana a la potencia de un caballo al galope o a la del vuelo elegante de un albatros con sus alas extendidas.
Como dijo el maestro: …
” el que no comprenda que un velero es un ser vivo, no entenderá jamás nada de la mar ni de los barcos”.
Acuarelas de la serie “Velas”, alguna de las cuales ya no me pertenece, otras ya las conoceis, todas podeis verlas en Cadenote (Sada). .