El pasado fin de semana, con tiempo soleado, tuvo lugar la Primera Reunión Pirata, en la que corrió el “grog” y otras bebidas espirituosas en gran cantidad, ocasionando un buen número de bajas entre la tripulación. El viernes por la tarde, después de reclutar a la tripulación de entre las tabernas portuarias de peor reputación de Sada, zarpamos rumbo al puerto de Ares. Allí se produjo el primer desembarco, tomando las instalaciones de su club náutico, no quedando títere con cabeza. A la mañana siguiente, temprano, abandonamos ese puerto en busca de nuevos botines, navegando hacia el norte hasta la Ría de Cedeira, donde arribamos al medio día y, tras abarloarnos a un pesquero, la tripulación saltó a tierra ávida de sangre y sobre todo de percebes, pulpo y empanada, todo bien regado por buen vino y refrescante cerveza. Saciados los estómagos, que no los hígados, hicimos una incursión a una cala cercana, donde a parte de pasar a varios bajo la quilla, si corrió la sangre, pero también los gin-tónics, y antes de ponerse el sol volvimos al ataque hacia el puerto dispuestos a arrasar la villa de Cedeira.
Nuevamente, tras llenar los bandullos con una cena y a regar los gaznates con jarras de cerveza, la tripulación se aventuró por la villa y no volvió al barco hasta altas horas de la madrugada, unos más perjudicados que otras…
El domingo soltamos amarras para navegar de nuevo hacia el sur. Las bajas entre la tripulación eran notables, pues dura fue la batalla. Recalamos en la Ría de Ferrol para fondear en la ensenada de Cariño, en la boca de la Ría, por miedo al ataque de posibles enemigos que esperasen apostados en los castillos de San Felipe y La Palma. Allí, en bote, nos volvimos a avituallar de ricas viandas y otra vez con las barrigas llenas y cierta somnolencia por el fragor de la lucha, levamos ancla para retornar al puerto base, sin botín ni mapa del tesoro, con las neuronas mutiladas, pero contentos.
Dura vida la del pirata…
viernes, 31 de julio de 2009
lunes, 27 de julio de 2009
UNA RECOMENDACIÓN
Por fin he podido ver la versión íntegra de la película documental de Pierre Marcel, “TABARLY”, con banda sonora de Yann Tiersen. Una delicatessen tratada con sensibilidad exquisita sobre la trayectoria marinera del ilustre navegante, totalmente recomendable.
Plasma la forma de entender la navegación a vela que más me gusta. Origen de una época dorada en la que a mi entender surgió la moderna concepción de las regatas y navegación oceánica en general.
No solamente Eric Tabarly, innovador y precursor, fue un referente en mi juventud, junto a su coetáneo Bernard Moitessier, también lo fueron toda una generación de navegantes oceánicos que en su día formaron parte de la tripulación del que fue su maestro, y que aparecen en este documental, como Alain Colás, Olivier de Kersauson, Titouan Lamazou, Philippe Poupon, Marc Pajot, Yves Parlier…y un largo etc. de navegantes oceánicos franceses que destacaron, sobre todo, en la navegación en solitario.
El documental recorre muy bien prácticamente todas las etapas de la evolución del navegante galo, pero sobre todo, como en su vida, gira en torno a su Pen Duick, primero y último de una saga, que recuperó con maestría de luthier y afinó para la navegación como si de un Stradivarius se tratara.
El navegante que surcó todos los océanos en los más revolucionarios e innovadores barcos a vela fue a su vez un enamorado de los clásicos y, en definitiva, de los buenos barcos y de la navegación en su forma más pura.
Plasma la forma de entender la navegación a vela que más me gusta. Origen de una época dorada en la que a mi entender surgió la moderna concepción de las regatas y navegación oceánica en general.
No solamente Eric Tabarly, innovador y precursor, fue un referente en mi juventud, junto a su coetáneo Bernard Moitessier, también lo fueron toda una generación de navegantes oceánicos que en su día formaron parte de la tripulación del que fue su maestro, y que aparecen en este documental, como Alain Colás, Olivier de Kersauson, Titouan Lamazou, Philippe Poupon, Marc Pajot, Yves Parlier…y un largo etc. de navegantes oceánicos franceses que destacaron, sobre todo, en la navegación en solitario.
El documental recorre muy bien prácticamente todas las etapas de la evolución del navegante galo, pero sobre todo, como en su vida, gira en torno a su Pen Duick, primero y último de una saga, que recuperó con maestría de luthier y afinó para la navegación como si de un Stradivarius se tratara.
El navegante que surcó todos los océanos en los más revolucionarios e innovadores barcos a vela fue a su vez un enamorado de los clásicos y, en definitiva, de los buenos barcos y de la navegación en su forma más pura.
viernes, 17 de julio de 2009
XI VOLTA NÁUTICA A GALICIA
Con motivo de la celebración de la XI Volta Náutica a Galicia, la Escuela de Vela Cadenote organiza una travesía a bordo del “Cadenote Uno”(Bavaria 50 Cruiser) dividida en cuatro tramos, con el fin de que resulte más flexible para quien le pueda interesar enrolarse, participando durante el segundo y tercer tramos en la Volta Náutica a Galicia propiamente dicha.
Los tramos son los siguientes:
TRAMO 1º: SADA – RIBADEO (80 millas) Salida el viernes 31 de julio TRAMO 2º: RIBADEO – VIVEIRO – CARIÑO – FERROL – SADA (105 millas) Del 1 al 4 de agosto TRAMO 3º: SADA – LAXE – CAMARIÑAS – CORCUBIÓN – MUROS – POBRA DO CARAMIÑAL (130 millas) Del 5 al 9 de agosto TRAMO 4º: POBRA DO CARAMIÑAL – SADA (105 millas) Salida el 10 de agosto Para quien esté interesado en formar parte de la tripulación o recibir información sobre esta travesía puede llamar a CADENOTE (Tel. 981 619 100) o enviarme un correo a [nautijorge(arroba)gmail.com] FINALMENTE NO PODRÁ SER (27 JULIO 09)
Los tramos son los siguientes:
TRAMO 1º: SADA – RIBADEO (80 millas) Salida el viernes 31 de julio TRAMO 2º: RIBADEO – VIVEIRO – CARIÑO – FERROL – SADA (105 millas) Del 1 al 4 de agosto TRAMO 3º: SADA – LAXE – CAMARIÑAS – CORCUBIÓN – MUROS – POBRA DO CARAMIÑAL (130 millas) Del 5 al 9 de agosto TRAMO 4º: POBRA DO CARAMIÑAL – SADA (105 millas) Salida el 10 de agosto Para quien esté interesado en formar parte de la tripulación o recibir información sobre esta travesía puede llamar a CADENOTE (Tel. 981 619 100) o enviarme un correo a [nautijorge(arroba)gmail.com] FINALMENTE NO PODRÁ SER (27 JULIO 09)
miércoles, 15 de julio de 2009
ENCONTRO EN MUROS
El pasado domingo, pudimos llegar al último día del “IX Encontro de Embarcacións Tradicionáis de Galicia” celebrado en la marinera villa de Muros. Buen ambiente, a pesar de que al parecer acudieron a la cita menos embarcaciones de las esperadas y del día tan gallego que amaneció el domingo, orballando hasta bien entrada la tarde. Pero los tres primeros días fueron estupendos, según me contaron. El “encontro” también se produjo entre blogueiros del mar, y aunque llegamos tarde, tuve la suerte de encontrar y poder conocer en persona a Mar y Tin, de “Una Mirada a la Ría de Vigo”, Fernando de “Dornablog”, y algunos más, pero por poco me quedé sin conocer a Joan Sol de “El Mar és el Camí”, lástima, otra vez será. De todas formas me hizo mucha ilusión, fue un verdadero placer.
En el agua pudimos apreciar todo tipo de proas, cada cual más bonita, de Dornas, Polveiras, Xeiteiras, Gamelas, Botes, Galeones y Traineras, con sus aparejos tradicionales, alguna “Poutada”, tradicionales anclas artesanales. Todo tipo de vergas, perchas, botavaras y baupreses… Pero también vimos al Alefriz y otros barcos menos tradicionales que no faltan a ninguna cita.
En tierra un montón de actividades, charlas, libros, actuaciones, películas y exposiciones… y sobre todo, un pueblo, el de Muros, que se volcó con el acontecimiento. En todas las calles, casas y comercios encontrabas motivos marineros que te transportaban a un tiempo en el que la mar se vivía de otra manera. A ver si en la próxima ocasión llegamos a tiempo y podemos disfrutar, además, de la navegación en alguna de esas embarcaciones tradicionales que tanto me gustan.
En el agua pudimos apreciar todo tipo de proas, cada cual más bonita, de Dornas, Polveiras, Xeiteiras, Gamelas, Botes, Galeones y Traineras, con sus aparejos tradicionales, alguna “Poutada”, tradicionales anclas artesanales. Todo tipo de vergas, perchas, botavaras y baupreses… Pero también vimos al Alefriz y otros barcos menos tradicionales que no faltan a ninguna cita.
En tierra un montón de actividades, charlas, libros, actuaciones, películas y exposiciones… y sobre todo, un pueblo, el de Muros, que se volcó con el acontecimiento. En todas las calles, casas y comercios encontrabas motivos marineros que te transportaban a un tiempo en el que la mar se vivía de otra manera. A ver si en la próxima ocasión llegamos a tiempo y podemos disfrutar, además, de la navegación en alguna de esas embarcaciones tradicionales que tanto me gustan.
domingo, 12 de julio de 2009
EL PARAISO PERDIDO. 37º 48.09´N / 14º 15.01´W
Hará cosa de un año hice una subida al blog para hablar del Amigo Ramón Prat y de nuestro encuentro en Las Pitiusas. Él llegó a bordo de su Paradisse y yo me encontraba con el Cadenote Uno. Durante este tiempo, Ramón hizo realidad su sueño de cruzar el Atlántico con el Paradisse. En una larga travesía que le llevó desde Cataluña hasta las Islas Canarias, recalada en las Islas de Cabo Verde y cruce, con los Alisisos del NE hacia las Islas del Caribe. Por ellas fue subiendo hasta que llegó la hora de retornar. Salto hasta Bermuda, cruce con los contra alisisos hasta la Azores, y de ahí el último ataque hacia el viejo continente. Ramón en el Bar de Peter, recalada obligatoria en Azores para los navegantes del Atlántico
Por desgracia su travesía se vio truncada a falta de unas 360 millas para Cabo San Vicente, exactamente en la posición: 37º 48.09´N / 14º 15.01´W
Una fuerte vía de agua dio al traste con todo y les obligó, a él y su compañero de travesía Ángel, a abandonar el barco.
Afortunadamente una pareja que se encontraba a 15 millas por su proa a bordo del Dike, acudió en su ayuda rescatando a Ramón y Ángel, que ya han llegado a tierra, sanos y salvos.
Podría pensarse que con la pérdida del Paradisse fracasó la culminación de su sueño, pero por el contrario creo que el Paradisse le llevó a cumplir con creces ese sueño y ahora, su barco descansa en el fondo del atlántico, formando parte de otro de los “paraísos” perdidos.
Ramón se ha quedado sin su Paradisse, pero quedan grabadas en su retina y su memoria las imágenes y vivencias de su aventura, y a buen seguro que no le faltarán barcos y amigos con los que volver a salir a la mar.
Por desgracia su travesía se vio truncada a falta de unas 360 millas para Cabo San Vicente, exactamente en la posición: 37º 48.09´N / 14º 15.01´W
Una fuerte vía de agua dio al traste con todo y les obligó, a él y su compañero de travesía Ángel, a abandonar el barco.
Afortunadamente una pareja que se encontraba a 15 millas por su proa a bordo del Dike, acudió en su ayuda rescatando a Ramón y Ángel, que ya han llegado a tierra, sanos y salvos.
Podría pensarse que con la pérdida del Paradisse fracasó la culminación de su sueño, pero por el contrario creo que el Paradisse le llevó a cumplir con creces ese sueño y ahora, su barco descansa en el fondo del atlántico, formando parte de otro de los “paraísos” perdidos.
Ramón se ha quedado sin su Paradisse, pero quedan grabadas en su retina y su memoria las imágenes y vivencias de su aventura, y a buen seguro que no le faltarán barcos y amigos con los que volver a salir a la mar.
Ahora Ramón, disfruta de un buen solomillo, para reponerte del mal trago ;-) . Un abrazo.
Podéis saber más de su travesía en su blog:
http://atlanticoprat.blogspot.com/
Podéis saber más de su travesía en su blog:
http://atlanticoprat.blogspot.com/
jueves, 9 de julio de 2009
DE FORMENTERA A SADA (III)
Descansamos un par de horas, un paseo por el pueblo para estirar las piernas a la espera de que abriesen la gasolinera mientras gran parte de la tripulación seguía descansando a bordo, rellenamos el tanque de gas oil y tres tripulantes se acercaron al pueblo para reponer vituallas, pues en estas fechas ya no te dejan quedarte amarrado mucho tiempo ni en el pantalán de espera de la marina ni en el de la gasolinera, así que esperé amarrado a una boya frente a la playa de Cascáis. Los recogimos y a la una continuábamos viaje hacia el norte.
Una vez dejado atrás Cabo da Roca abrió el día y aumentó el viento del SW empujándonos a vela durante otra tarde anti estress… Leyendo tumbado en la cubierta de proa, escuchando el agua apartarse a nuestro paso, pensaba en los pantocazos contra el viento y las olas mediterráneas que, afortunadamente, habían quedado atrás. Hoy el Atlántico nos regalaba una deliciosa tarde de navegación a vela que todos agradecimos, volviendo a experimentar el placer de navegar…, pero a veces antes de llegar a esto hay que aguantar momentos menos gratos, como si fuera una tasa que nos impone el propio mar, diciéndonos que para disfrutar de las maduras, hay que estar también a las duras. Pasado el estrecho entre Cabo Carvoeiro y las Islas Berlengas el viento se fue debilitando en un atardecer lánguido. Un frente de nubes altas apareció por el oeste y poco a poco fue tapando el sol, ocultándolo antes de que se metiera por el horizonte. Siguió otra noche tranquila, pero el cansancio acumulado ya se iba haciendo notar y los cambios de guardia se hacían con rapidez. Apenas un miembro de la guardia entrante pisaba la cubierta, la guardia saliente desaparecía por el tambucho de cabeza a sus literas.
El miércoles fue un día sin altibajos con brisa del oeste y mar rizada que nos permitía seguir ganando norte con rapidez. Días así transcurren entre conversaciones, lectura, siestas, comidas y muchas tazas de té, de lo que constantemente se encargaba Luís. A última hora de la tarde entrábamos en aguas gallegas con recibimiento de delfines locales, que no pillé. La tarde de cielo encapotado venía abriendo por el horizonte, y por estribor una bruma muy gallega nos dejaba ver el Monte Tecla, en la desembocadura del Río Miño. Por la proa Cabo Silleiro, que doblamos antes de que oscureciera completamente, para adentrarnos en la pequeña Ría de Bayona, y a las 23:00h amarrábamos en los pantalanes del MCY de Bayona. Para los que recalen por aquí aconsejarles que pidan un amarre sin “finguer”, pues los marineros del club intentarán colocarles en uno con “finguer”, ya que cuestan el doble.
Por lo demás es un lugar de recalada totalmente aconsejable. Buen trato, buenos servicios y un entorno inmejorable.
Como viene siendo habitual, búsqueda de un sitio para cenar, que a esas horas se hace cada vez más difícil, como si estuviéramos en Europa, pero finalmente, y por los pelos, conseguimos que nos sirvieran algo en el mismo sitio que la vez anterior, “La Boquería”
Todo listo para zarpar a las 11:00h de la mañana del jueves 2 de cara a la última etapa de la travesía a lo largo de la “costa da morte” Mañana encapotada, con algún claro, y con suave brisa del Norte, en principio, que debía rolar hacia el Oeste. Navegamos a través del paso de Estelas hacia la cara interior de las Islas Cíes, tramo en el que nos cruzamos con la misma manada de calderones blancos que en la travesía anterior. Las islas lucían espectaculares y tranquilas, invitando a fondear en alguna de sus playas de arena blanca, pero debíamos continuar hacia el norte. Al paso por el canal norte de la Ría de Vigo el viento empezó a irse poco a poco hacia el oeste y aumentando ligeramente en intensidad, justo para navegar de ceñida con génova y mayor, saliendo entre las Islas Cíes y las Islas de Onza y Ons, con un cielo cada vez más azul. Una vez librados los bajos de Corrubedo, caímos unos grados a estribor para arrumbar directamente hacia Cabo Fisterra, que apenas se distinguía en la lejanía, en otra agradable jornada de navegación. Las buenas condiciones de la mar nos permitieron, al alcanzar el cabo, pasar pegados a tierra, por dentro del islote del Centolo, dejando los bajos de La Carraca por babor. Desde la base del acantilado se puede apreciar mejor la grandiosidad del cabo. Poco después franqueábamos el siguiente, Cabo Touriñán, con una mar como una balsa de aceite que reflejaba los últimos rayos de sol, antes de que un nuevo frente nuboso cubriera el cielo durante la noche. Anocheció al paso por Cabo Vilán, que recortaba su escarpado perfil en la oscuridad. Esa noche permanecí a caballo entre las dos guardias, durmiendo aproximadamente una hora en cada una de ellas.
Se distinguían perfectamente alineadas las luces de los faros del Roncudo, Punta Nariga e Islas Sisargas, las cuales pasamos a eso de las tres de la madrugada y desde donde ya se podía distinguir el destello de la Torre de Hércules.
Al despuntar el día ya navegábamos dentro de la Ría de Sada, con el espigón del puerto a la vista por proa. Serían poco más de las siete cuando entrábamos por la bocana, justo cuando los primeros rayos de sol reflejaban en los edificios del puerto de Sada. Tras unas 1.050 millas y casi trece días de navegación, amarrábamos el “O Comillas” en los pantalanes de la Marina Sada, donde se le dará un buen repaso al barco. Por nuestra parte, caras de sueño y cierto cansancio acumulado, pero contentos por haber culminado otra satisfactoria travesía. Como siempre mi agradecimiento a toda la tripulación que me ha acompañado durante la travesía. Ha sido un placer y, hasta la próxima ocasión.
Una vez dejado atrás Cabo da Roca abrió el día y aumentó el viento del SW empujándonos a vela durante otra tarde anti estress… Leyendo tumbado en la cubierta de proa, escuchando el agua apartarse a nuestro paso, pensaba en los pantocazos contra el viento y las olas mediterráneas que, afortunadamente, habían quedado atrás. Hoy el Atlántico nos regalaba una deliciosa tarde de navegación a vela que todos agradecimos, volviendo a experimentar el placer de navegar…, pero a veces antes de llegar a esto hay que aguantar momentos menos gratos, como si fuera una tasa que nos impone el propio mar, diciéndonos que para disfrutar de las maduras, hay que estar también a las duras. Pasado el estrecho entre Cabo Carvoeiro y las Islas Berlengas el viento se fue debilitando en un atardecer lánguido. Un frente de nubes altas apareció por el oeste y poco a poco fue tapando el sol, ocultándolo antes de que se metiera por el horizonte. Siguió otra noche tranquila, pero el cansancio acumulado ya se iba haciendo notar y los cambios de guardia se hacían con rapidez. Apenas un miembro de la guardia entrante pisaba la cubierta, la guardia saliente desaparecía por el tambucho de cabeza a sus literas.
El miércoles fue un día sin altibajos con brisa del oeste y mar rizada que nos permitía seguir ganando norte con rapidez. Días así transcurren entre conversaciones, lectura, siestas, comidas y muchas tazas de té, de lo que constantemente se encargaba Luís. A última hora de la tarde entrábamos en aguas gallegas con recibimiento de delfines locales, que no pillé. La tarde de cielo encapotado venía abriendo por el horizonte, y por estribor una bruma muy gallega nos dejaba ver el Monte Tecla, en la desembocadura del Río Miño. Por la proa Cabo Silleiro, que doblamos antes de que oscureciera completamente, para adentrarnos en la pequeña Ría de Bayona, y a las 23:00h amarrábamos en los pantalanes del MCY de Bayona. Para los que recalen por aquí aconsejarles que pidan un amarre sin “finguer”, pues los marineros del club intentarán colocarles en uno con “finguer”, ya que cuestan el doble.
Por lo demás es un lugar de recalada totalmente aconsejable. Buen trato, buenos servicios y un entorno inmejorable.
Como viene siendo habitual, búsqueda de un sitio para cenar, que a esas horas se hace cada vez más difícil, como si estuviéramos en Europa, pero finalmente, y por los pelos, conseguimos que nos sirvieran algo en el mismo sitio que la vez anterior, “La Boquería”
Todo listo para zarpar a las 11:00h de la mañana del jueves 2 de cara a la última etapa de la travesía a lo largo de la “costa da morte” Mañana encapotada, con algún claro, y con suave brisa del Norte, en principio, que debía rolar hacia el Oeste. Navegamos a través del paso de Estelas hacia la cara interior de las Islas Cíes, tramo en el que nos cruzamos con la misma manada de calderones blancos que en la travesía anterior. Las islas lucían espectaculares y tranquilas, invitando a fondear en alguna de sus playas de arena blanca, pero debíamos continuar hacia el norte. Al paso por el canal norte de la Ría de Vigo el viento empezó a irse poco a poco hacia el oeste y aumentando ligeramente en intensidad, justo para navegar de ceñida con génova y mayor, saliendo entre las Islas Cíes y las Islas de Onza y Ons, con un cielo cada vez más azul. Una vez librados los bajos de Corrubedo, caímos unos grados a estribor para arrumbar directamente hacia Cabo Fisterra, que apenas se distinguía en la lejanía, en otra agradable jornada de navegación. Las buenas condiciones de la mar nos permitieron, al alcanzar el cabo, pasar pegados a tierra, por dentro del islote del Centolo, dejando los bajos de La Carraca por babor. Desde la base del acantilado se puede apreciar mejor la grandiosidad del cabo. Poco después franqueábamos el siguiente, Cabo Touriñán, con una mar como una balsa de aceite que reflejaba los últimos rayos de sol, antes de que un nuevo frente nuboso cubriera el cielo durante la noche. Anocheció al paso por Cabo Vilán, que recortaba su escarpado perfil en la oscuridad. Esa noche permanecí a caballo entre las dos guardias, durmiendo aproximadamente una hora en cada una de ellas.
Se distinguían perfectamente alineadas las luces de los faros del Roncudo, Punta Nariga e Islas Sisargas, las cuales pasamos a eso de las tres de la madrugada y desde donde ya se podía distinguir el destello de la Torre de Hércules.
Al despuntar el día ya navegábamos dentro de la Ría de Sada, con el espigón del puerto a la vista por proa. Serían poco más de las siete cuando entrábamos por la bocana, justo cuando los primeros rayos de sol reflejaban en los edificios del puerto de Sada. Tras unas 1.050 millas y casi trece días de navegación, amarrábamos el “O Comillas” en los pantalanes de la Marina Sada, donde se le dará un buen repaso al barco. Por nuestra parte, caras de sueño y cierto cansancio acumulado, pero contentos por haber culminado otra satisfactoria travesía. Como siempre mi agradecimiento a toda la tripulación que me ha acompañado durante la travesía. Ha sido un placer y, hasta la próxima ocasión.
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