Convirtiéndose en una “lucha” tecnológica que discurre paralela a la puramente deportiva, hasta el punto que dichas innovaciones tratan de mantenerse en secreto hasta el momento en que la organización obliga a ponerlas en descubierto y que tuvo su momento álgido cuando en el 83 los australianos arrebataron por primera vez la copa a los americanos, en gran parte gracias al diseño de su revolucionaria quilla alada.


Tanto en el diseño de los cascos como de los apéndices, quilla, bulbo y timón se cuenta con un software cada vez más sofisticado, apoyado con pruebas hidrodinámicas en canal y evolucionando gracias a los datos que los equipos van recopilando a bordo desde los primeros entrenamientos, que permitirán optimizar al máximo los diseños.



Lo mismo ocurre con la jarcia y las velas, estudiando con simulaciones informáticas los distintos modelos y probando en el túnel de viento para obtener el mejor rendimiento aerodinámico.


A continuación vendrá la fase de construcción, aplicando las técnicas más avanzadas y los materiales más sofisticados.
Para los cascos se busca la máxima rigidez con el menor peso posible, afinando al gramo hasta con la técnica de pintado.
Para los cascos se busca la máxima rigidez con el menor peso posible, afinando al gramo hasta con la técnica de pintado.







El acastillaje de cubierta también tiene su importancia, buscando la máxima efectividad y resistencia con el menor peso, en winches y poleas, empleando sofisticadas aleaciones metálicas e incluso, en esta edición, la Nasa ha desarrollado para el equipo norteamericano unas poleas con rodamientos cerámicos de gran rigidez y ligereza, que pueden alcanzar grandes temperaturas y se mantienen sin lubricantes, sólo con agua dulce.
No se deja nada al azar, incluso después de cada jornada los equipos de tierra chequean y diagnostican cada mecanismo y elemento de a bordo mediante ultrasonidos, para evitar sustos de roturas.
Esto es la guerra de las galaxias, que empieza con los ingenieros y termina con las tripulaciones, que son las responsables últimas de hacer andar a los barcos y elegir las tácticas más adecuadas.
Lo más parecido a la Fórmula 1 pero en el mar.
No se deja nada al azar, incluso después de cada jornada los equipos de tierra chequean y diagnostican cada mecanismo y elemento de a bordo mediante ultrasonidos, para evitar sustos de roturas.
Esto es la guerra de las galaxias, que empieza con los ingenieros y termina con las tripulaciones, que son las responsables últimas de hacer andar a los barcos y elegir las tácticas más adecuadas.
Lo más parecido a la Fórmula 1 pero en el mar.
3 comentarios:
Lo que yo decía, ingenieros al poder. Creo que el equipo del desafío manchego a contratado un arquitecto (creo que Jean Nouvel) para mejorar la estética de la embarcación. Parece que quedó muy chula, lo malo es para verla hay que bucear :-))))))
Si,si. Quien mejor que Jean Nouvel para diseñar supositorios ;-)
Pero que no sirva de precedente mi concesión a los ingenieros, eh!, que los túneles de la M-30 también son obra suya, y se están inundándo...
Esos no son ingenieros, son p...s mercedarios que hacen obras inútiles (a la larga se mostrarán como tal), sin planificación, etc. eso sí, a consta de los pobres madrileños. Eso si, como dije en un post, madrileños somos todos :-(
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