El hada le respondió:
-Sí, pero con una condición. Nunca deberás pensar en el color azul mar.
-¿Sólo eso?- dijo el niño, ya seguro de haber encontrado el camino hacia la felicidad.
-Basta con eso- aseguró el hada, y desapareció.
Pero estaba sucediendo algo extraño. Por más esfuerzos que hiciera el niño, no lograba olvidar el color azul mar. Pasó el tiempo, y no sólo no se realizaban sus deseos, sino que la vida misma le resultaba imposible.
Cuando ese niño llegó a adulto, parece haber dado vueltas por el mundo, desesperado, convencido de haber sido víctima de un encantamiento."
Parece que muchas personas heredamos parte de ese encantamiento, enganchados por el azul del mar, hasta el punto que se nos hace presente en todos los ámbitos de nuestra vida.
2 comentarios:
Ponme en la lista, vestido de azul.
Aunque quizá parezcas un pitufo.
Una forta abraçada Caius.
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