sábado, 7 de junio de 2008

A LAS MADURAS Y A LAS DURAS

Ajetreada semana esta, después de bajar desde Sada hasta Moaña el Bavaria 31 el fin de semana pasado, dos barcos más han corrido la misma suerte esta semana (o casi), exponentes de que en esto de navegar hay que estar a las duras y a las maduras.
El pasado martes fueron las maduras… mi hermano me acompañó a bajar también desde Sada hasta Vigo una Bavaria 37 Sport. Los barcos de motor siempre me han atraído menos, pero he de reconocer que tiene su punto hacer de vez en cuando las 130 millas que separan los dos puertos en menos de siete horas. La verdad es que es bastante espectacular navegar por las aguas de Vilán, Touriñán y Fisterra con marejada bien formada a 20-25 nudos de velocidad. La Bavaria 37 va equipada con dos motores de 300 cv. , con un casco que le permite navegar rápido con mucha comodidad aún con olas, además de una habitabilidad extraordinaria para una motora, o barco, de estas características. Mejor aún cuando no era yo quién tuvo que “echarle de comer”, pero como se repita unas cuantas veces corro el “peligro” de acostumbrarme… ;-)

Salimos de Sada a medio día del pasado sábado. Un día estupendo de sol, con marejadilla al principio y viento del norte, aunque el viento en este caso me importaba menos. Me costó un rato acostumbrarme a la velocidad y a la sensación que produce ser impulsado por 600 cv. de potencia, amén del hecho de tener que moverse firmemente agarrado todo el tiempo.
La rapidez con la que se suceden lo cabos, que normalmente me suele llevar varias horas alcanzar, siempre me llama la atención, las pocas veces que he hecho este recorrido en barcos de motor. El ruido constante es lo peor. En muy poco tiempo alcanzamos las Islas Sisargas, que pasamos evidentemente por dentro. Pronto pasamos Punta Nariga, el Roncudo, Cabo Vilán, Touriñán y Fisterra, aunque por esta zona la mar ya había crecido considerablemente viniendo por popa, sin embargo el barco superaba las olas cómodamente, como cabalgando sobre sus crestas y senos sin apenas inmutarse bajo el mando del piloto automático. Algo después de las 19:00 h ya embocábamos el Canal Norte entre Cíes y Cabo Home entrando en la Ría de Vigo, dentro de la cual probamos a ponerla por encima de los 30 nudos durante un instante, para probar pero sin forzar.
Durante la travesía, mirando hacia la estela blanca entre las olas, me hacía pensar en a sensación que deben producir los veleros Open 60 y los Volvo 70 cuando navegan a esas velocidades a vela…
Me quedé un par de días más en Vigo junto con el nuevo armador, para ponerle al día en el manejo e intríngulis del nuevo barco. He de decir que me trató a cuerpo de rey, instalándome en un magnífico hotel a pie de ría. Un tío espléndido de verdad.

El jueves por la tarde empezaron las duras… enlazando con la subida de un pequeño y mal mantenido velero Arcoa Tarantelle de 7,80 metros de eslora, junto con sus nuevos, jóvenes e inexpertos aunque entusiastas armadores, desde Vigo hasta Sada.
Lo malo era que el parte meteorológico anunciaba vientos del Norte, de fuerza 4 - 5 y posiblemente 6, marejada a fuerte marejada y un desconocimiento total del estado del barco y del motor aunque al menos tenía un juego de velas casi nuevo.
En cualquier caso había que intentarlo.
Zarpamos a eso de las 18:00h con viento de la boca de la Ría, a motor y con mayor. La corredera no marcaba bien, pero calculo que navegaríamos a unos escasos cinco nudos.
Salimos de la Ría de Vigo con rumbo Norte hacia el interior de las Islas Ons y Onza, con el fin de evitar todo lo posible el mar que había por fuera. A la puesta del sol abríamos rumbo ya a vela, navegando con 17-18 nudos de viento del través, para salir a mar abierto dejando la Isla de Sálvora por estribor. Hasta ese momento todo iba de maravilla. Anocheció mientras teníamos el sector rojo del Faro de Corrubedo por la amura de estribor, y rápidamente la mar se fue notando más grande. En cuanto libramos los bajos de Corrubedo orzamos para enfilar rumbo hacia el faro de Fisterra que ya se distinguía en la lejanía. Ceñíamos al viento, pero la mar dificultaba el avance, por lo que nos ayudamos del motor Yanmar de unos teóricos 18 cv.
A pesar de que de noche aumenta la sensación de velocidad calculo que haríamos unos escasos 3 ó 4 nudos de velocidad, en algunos momentos creo que incluso 1,5 ó 2 nudos.
La noche fue larga, casi interminable, pues tardamos unas 15 horas en alcanzar Fisterra, ya a primera hora de la mañana siguiente. El viento y la mar venían justo de la proa y el motor empezó a fallar ya desde media noche, encendiéndose la alarma de temperatura, lo que nos obligaba a navegar a vela dando bordadas de ceñida hasta que se enfriaba un poco y volvíamos a apoyarnos en él para remontar.
A uno de los armadores le imponía más eso de navegar de noche, así que creo que no disfrutó demasiado, además de que su equipamiento dejaba que desear. Navegar durante muchas horas mojado y frío no ayuda mucho.
A duras penas alcanzamos Finisterre, a cuyo puerto arribamos a eso de las 09:00 h.
Dormimos poco más de una hora y nos pusimos manos a la obra para intentar sustituir el rotor de la bomba de refrigeración del motor, pero nos faltaban las herramientas necesarias para desmontar la inaccesible bomba. Buscamos un mecánico en el pueblo que nos pudiese echar una mano, pero no fue posible conseguir alguien que pudiese hacer una reparación de emergencia.
Nos informamos bien del parte meteorológico, que lejos de amainar anunciaba un ligero recrudecimiento de las condiciones, aún así decidimos ordenar y aparejar bien el barco para intentar seguir hasta la siguiente ría con intención de llegar hasta Camariñas donde poder dejar el barco en caso de no poder continuar.
Con fuerzas renovadas, mayor tensión en la jarcia, un rizo en la mayor y el génova al 35 % abandonamos el puerto rumbo al cabo al socaire del mismo. Lo bordeamos pegaditos buscando todo lo posible la protección de la costa y pronto remontábamos en ceñida la marejada con unos 20 nudos de viento. Al pasar Cabo La Nave ya teníamos 25 nudos y fuerte marejada. A primera hora de la tarde ya teníamos 30 nudos de viento de la proa y unas olas que cada vez escupían más espuma sobre nuestras cabezas. En vista del penoso avance que conseguíamos, y dado que uno de los armadores no estaba dispuesto a pasar otra noche navegando en esas condiciones, decidimos desistir y poner popa al viento y la mar antes de alcanzar Cabo Touriñán para dirigirnos al puerto más cercano en donde poder dejar el barco hasta que mejorasen las condiciones y se reparase el motor, es decir, rumbo a Portosín, en la Ría de Muros y Noia. Tampoco el barco ofrecía muchas garantías.
La cosa cambió como de la noche al día en cuanto nos pusimos a navegar en popa a buena velocidad planeando las olas, con el barco estable y secos.
La cara apesadumbrada de uno de los armadores por tener que desandar lo que tanto nos había costado remontar contrastaba con la cara de alivio del otro.
Una vez dejado atrás de nuevo, pero en el otro sentido, el cabo Fisterra enfilamos el canal de los Meixidos rumbo a Monte Louro, en la entrada de la Ría de Muros-Noia, a unas 20-22 millas hacia el Sur, en una placentera navegación ya sin ola y con portantes. Aún tuvimos que volver a navegar en ceñida una vez dentro de la Ría para remontar el viento que en ella se encañonaba del NE hasta que a última hora de la tarde llegamos al Náutico de Portosín.
Está claro que para poder navegar por estos mares con barcos pequeños pensados para navegar en las rías o en mares tranquilos, hay que esperar a que las condiciones sean óptimas, sin cabida para las prisas.
Vuelta a casa por tierra, muy cansados todos, pero contentos, y creo que al menos la experiencia les habrá merecido la pena.
Así es la mar. A veces no deja pasar y siempre hay que aceptarlo con humildad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Enorabuena por el blog, Jorge. Muy realista el viaje. Saludos, el armador frustrado por la vuelta a Portosín...

Nautijorge dijo...

Muchas gracias J, espero que pronto mejoren las condiciones para seguir y tengáis ya el barco para disfrutarlo en la bonita y segura Ría de Sada.
Suerte y un abrazo, también para V.