Gaspar llegó a las costas gallegas en diciembre de 2007, y desde entonces va visitando distintas localidades de nuestro litoral, de sur a norte, avistado también en Portugal y Asturias.
Llama la atención su excesiva sociabilidad, adentrándose sin ningún miedo en los puertos y bahías buscando el contacto humano, siguiendo de cerca a todo tipo de embarcaciones e incluso jugando con cualquiera que esté metido en el agua por sus alrededores, como ocurrió con uno de los buzos que trabajan en el puerto de Vigo, al que cogió por una aleta y lo arrastró unos cinco metros, con el consiguiente susto para el buceador. Había oído que andaba por la zona, pero fue el pasado viernes cuando, llegando por la noche al puerto de Sada, ya dentro de la marina, oímos un gran resoplido a nuestro costado y vimos al gran delfín que para llamar nuestra atención se puso a nadar a gran velocidad en la superficie, rematando el saludo de bienvenida con un par de espectaculares cabriolas junto a nuestra amura.
El sábado volvimos a verlo en la bocana del puerto, siguiendo a todas las embarcaciones que salían, pero al cabo de un rato, estando ya algo alejados, apareció de nuevo por nuestra aleta y nos escoltó durante un buen rato, salpicándonos con sus potentes resoplidos. Algunas asociaciones de estudio y protección de los mamíferos marinos siguen sus movimientos y estudian su comportamiento, dando recomendaciones a la gente de cómo comportarse ante su presencia.
Protagonista de muchos titulares de prensa, Gaspar tiene incluso un blog en el que se pueden seguir sus avistamientos y travesuras.
Tenemos quizá una actitud paternalista hacia estos animales, de protección y estudio de su comportamiento, que está bien, ya que somos una especie peligrosa para cualquier ser vivo que esté a nuestro alcance, pero por otro lado es posible que nuestro característico antropocentrismo haga que no nos planteemos la posibilidad de que sea él el que nos esté siguiendo y estudiando, incluso protegiendo o para proteger a los suyos de nosotros. Al fin y al cabo somos una curiosa especie digna de estudio y sería lógico pensar que los habitantes del océano tienen a sus propios “científicos” para recabar información sobre una especie que se encuentra en casi todos los ecosistemas y que jode todo lo que toca, como es el ser humano.
Y si no es así, seguramente deberían hacerlo.
De todas formas, para los que estén por la zona, cuidado con malcriarlo demasiado, además,por muy buena gente que sea, no dejar de ser un bicho de cuatrocientos kilos que incluso jugando puede ser peligroso.
4 comentarios:
No por conocida la historia de la criatura, deja de parecerme preciosa. Y tu punto de vista cojonudo. No lo había pensado, sumido en mi antropocentrismo.
Creo que os buzos están algo cabreadillos con Gaspar, pois no seu desexo de festa sin querer facer daño golpea e doe.
Si son impresionantes?. Estando nunha regata de dornas a altura de Rúa apareceu un por babor, un exemplar adulto impresonados, ademais por sorpresa e tan grande, realmente impresionante.
Que disfrutedes de Gaspar.
Saude.
Por cierto acabo de pasar por el abandonado blog de circunstancias y vi tu visita, cuando quieras aquí en la Ría de Arousa tenemos un grupo muy fuerte con muchos barcos: Xeiteira, Dornas de todos tamaños y colores hasta una transoceanica "A Irmandiña" pensada para cruzar el charco. Y la temporada de regatas es todo un lujo del que algunos disfrutamos cuando podemos.
Un saludo
Fernando
Pues andaba un día a última hora de la tarde por el barco, puntillas sobre la cubierta (porque casi no llego) arreglando la cremallera de la funda de la mayor en la botavara cuando de repente oigo un bufido de la leche a mi espalda... me llevé un susto tremendo, y no me caí al agua de puro milagro.
Lo más graciosos es que allí no había nadie y no sabía quién había hecho ese ruído... cuando de repente me di cuenta que venía del agua... era un delfín!!! era Gaspar!!! Luego se quedo una temporada en el Liceo de Bouzas y lo veíamos todos los días.
Pero coincido con Fernando de andarse con ojo que aquí en Vigo ya hubo problemas con buzos.
Un abrazo atlántico
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