lunes, 3 de mayo de 2010

LA LEYENDA DE LOS MARIÑO

Era yo un niño cuando el hermano mayor de mi madre, mi tío José Luís Mariño, reunió a toda la familia para pasar un fin de semana en un precioso molino de marea de la “Costa da Morte”, por entonces propiedad de su amigo José Manuel Rey de Viana, fundador del famoso ballet gallego que llevaba su nombre. Mi tío era un buen contador de historias, a las que adornaba con un halo de misterio, creando casi siempre a su alrededor un ambiente propicio que ayudaba a meterse en la historia, más aún desde la imaginación de un niño.
En este caso la excusa de la reunión era precisamente esa, relatarnos una leyenda que había caído en sus manos sobre el origen de nuestra familia.
La parafernalia que había organizado con tal motivo hacía que mi expectación y curiosidad fuesen máximas.
Llegada la noche, después de la cena, nos reunió a todos en el enorme salón de doble altura, junto a la chimenea, únicamente bajo la luz de la lumbre y de algunas velas que había colocado por la estancia.
Como esa rama de mi familia es muy numerosa, nos agolpamos todos a su alrededor en sofás, butacas y sillas, los más pequeños arremolinados sobre la alfombra a los pies de su mecedora, junto al fuego. Se puso sus gafas de leer y sacando unas hojas de papel de su bolsillo comenzó a relatarnos la leyenda con la frase que reza en una placa a los pies de la escultura de una sirena que hay en la Isla de Sálvora.

“La sirena de Sálvora tuvo amores con un caballero romano naufragado en la isla. Nació un niño que se llamó Mariño...” La leyenda cuenta que al parecer dicho caballero no era un romano naufragado en la isla, sino un noble extranjero que se había instalado en ella. Hay quien dice que se trataba del caballero Roldán que, lejos de haber muerto en la batalla de Roncesvalles como se relata en “La Canción de Roldán”, se retiró en la isla gallega.
Dicho caballero cabalgaba una mañana por la orilla de la isla y en la lejanía observó el cuerpo de una mujer tendido en la arena blanca. Según se iba acercando al galope iba distinguiendo los rasgos de una joven y hermosa mujer, pero al llegar al lugar advirtió con sorpresa e incredulidad que se trataba de una sirena.
No obstante, quedó tan prendado de su belleza y de la dulzura de su mirada que sin mediar palabra alguna la subió a lomos de su caballo y la llevó hasta su hogar.
Una vez allí, le quitó las escamas con paciencia, una por una, convirtiéndose así la sirena en una espléndida mujer. Roldán la contempló durante largos minutos y ensimismado por su belleza no pudo resistir el impulso de tomarla entre sus brazos. Recorrió con dulzura su suave piel y la poseyó.
A la mañana siguiente Roldán reparó en que desconocía el nombre de la mujer, pero al preguntarle, ella fue incapaz de responder, es más, era incapaz de articular palabra.
Roldán se había enamorado perdidamente. No sabía nada de ella más que venía del mar, así que por ello decidió llamarla Mariña.

Pasaron felices los meses para los dos enamorados, pero por más que Mariña se esforzaba, no conseguía emitir palabra. La felicidad de la pareja se vio colmada al dar a luz a su primer hijo, un hermoso y robusto bebé.

Una noche de San Juan, noche mágica por excelencia en Galicia, todo el mundo cantaba y bailaba alrededor de la hoguera, mientras Mariña, con el niño en brazos, lo observaba todo con curiosidad y alegría.
Roldán se acercó a ella, cogió a su hijo en brazos y se dirigió a la hoguera para cumplir la tradición de saltarla. Mariña, que desconocía esta costumbre, pensó que su marido había perdido la razón y pretendía tirar al niño a las llamas. Presa del pánico, tras un par de intentos ininteligibles, la sirena gritó:
¡Hijo!
Al pronunciar esta palabra, un trozo de carne se desprendió de su garganta, y desde entonces la sirena pudo hablar con normalidad. De este modo, la felicidad de la pareja fue plena, compartiendo largos años de amor que dieron sus frutos en el linaje de los Mariño.

Cuentan algunos que, al morir Roldán, la sirena volvió al mar poniendo antes una condición: De cada generación de los Mariño, debería entregársele a ella un niño que se llevaría al mar.
Ni que decir tiene que la historia causó gran impacto en mí. Así que descendíamos de una sirena...
Al terminar el relato quedamos todos en silencio durante unos instantes. Un silencio sólo roto por el golpeteo bajo nuestros pies de las palas del molino girando por el paso del agua y el chasquido de la leña en la chimenea.
Esa noche tardé en pegar ojo. Me tocó dormir en una cama que se escondía tras una cortina, en una especie de urna en el descansillo de la escalera, mientras retumbaban las palas del molino, preguntándome a qué Mariño le tocaría ser entregado al mar…

8 comentarios:

Fernando dijo...

A mi la hsitoria de los Mariño me resulta conocida, está muy vinculada a la Ría de Arosa y además creo que tengo cerca de mi otro "Mariño" descendiente.

Nautijorge dijo...

Pues sí Fernando. La leyenda más difundida es esta de la Isla de Sálvora, así que supongo que por ahí habrá bastantes descendientes de la sirena... ;-)
Pensándolo bien, ahora me explico que me sienta tan agusto por esa ría y que me atraiga tanto el archipiélago de Sálvora, Vionta, Noro...;-)

Fátima García dijo...

Guauuuuuuu, q bonita historia. Gracias por compartirla.

Nautijorge dijo...

Si Fátima, la leyenda tiene encanto. Lo malo es que de vez en cuando me salen escamas... ;-)

mera dijo...

Jorge.- En el pseudopazo de Sálvora había un pergamino con el árbol genealógico del Marqués de Revilla (consorte)Sus ancestros eran Mariño de Lobeira y una sirena del mar, lugo los oteros y los goyanes. ¿Parientes?. Un abrazo.

Nautijorge dijo...

Oteros y Goyanes parientes creo que no.
Mariño de Lobeia es posible.
Una sirena de mar...¿Por qué no?
;-)
Un abrazo, Mera.

meche dijo...

me gusto la historia, creo que mucha gente desciende de criaturas magicas, que contrario a lo que se pueda pensar, si son compatibles con la raza humana. Valga la aclaracion en ningun momento dijo que tenia cola, era una criatura del mar pero no todas tienen cola, algunas tienen piernas como nosotros. Felicidades por tu sangre azul y creo que con hacerle una ofrenda al mar en honor a ese lineaje sera suficiente : )

Nautijorge dijo...

Gracias Meche. Espero que así sea, porque tengo muchas papeletas para ser el "ofrecido" ;-)