martes, 19 de octubre de 2010

TIMÓN DE VIENTO

Casi tan antiguos como las primeras navegaciones a vela en solitario, los timones de viento han sido, y siguen siendo, los tripulantes indispensables de los navegantes oceánicos.
A pesar de que aparentemente no han evolucionado mucho y que han sido superados por los pilotos automáticos, personalmente pienso que no es del todo cierto, de hecho basta con darnos una vuelta por cualquier puerto con movimiento de transeúntes, para ver que la mayoría de los barcos preparados para navegación oceánica lo llevan.
Algunos son mecanismos muy simples, pero otros son sumamente sofisticados. Muchos y diferentes son sus sistemas y formas de mantener el rumbo (que no voy aquí a enumerar); unos más apropiados para determinado tipo y tamaño de barcos que para otros; más o menos eficientes, pero todos tienen cualidades suficientes en común que los siguen convirtiendo en el compañero ideal de travesía.
No molestan, no discuten, no comen ni beben, apenas se quejan por muchas horas que estén de guardia, sin perder la concentración y sin que les venza el sueño. Se puede fiar uno bastante de ellos prácticamente a cualquier rumbo y casi cualquier condición. Son fáciles de reparar si se rompe alguna pieza y, sobre todo, no consumen electricidad.
En las travesías largas conviene ser lo más autosuficientes posible, economizar energía al máximo y sabemos que el gobierno asistido estará trabajando la mayor parte del tiempo, pudiendo así emplear esa energía en otra cosa. Aunque llevemos placas fotovoltaicas y aerogeneradores.
¿Por qué entonces los actuales participantes en regatas oceánicas en solitario ya no los llevan?
Porque eso es otra división, otras circunstancias también. Esos barcos, ahora, son extremadamente rápidos y sensibles y es cierto que la tecnología electrónica ha evolucionado mucho, existiendo incluso pilotos automáticos “inteligentes” que aprenden a anticiparse a los movimientos del barco, corrigiendo rápidamente. Algo sin duda importante cuando planeas una ola a veinte o treinta nudos. Con semejantes aceleraciones el viento aparente se va sensiblemente hacia la proa y un timón de viento haría arribar al barco en pleno planeo, con el consiguiente peligro que eso supone. Además no sé si algunos fletner o palas complementarias de los timones de viento aguantarían esas velocidades.
En cualquier caso, esa misma velocidad hace que estos navegantes pasen cada vez menos tiempo en el mar en sus travesías a bordo de sus devoradores de millas y, por tanto, las placas fotovoltaicas, los aerogeneradores, los hidrogeneradores y el propio motor son suficientes para abastecer de energía a su sofisticada electrónica, incluidos los cómodos pilotos automáticos.

6 comentarios:

mera dijo...

Sé que hay muchos puristas que están en contra de artilugios, en realidad tampoco navegan como para usarlos, hace años que no los uso. Pero me parecen maravillosos todos los inventos que ayuden a que cualquiera pueda vivir la navegación y disponer de tiempo para descansar. Un abrazo y estupendo como siempre.

Martin Iut dijo...

Yo tengo uno, y la verdad es que aqui (en el mediterraneo) lo tengo bien guardadito. Lo variable que es el viento por aqui hace casi imposible, o mejor dicho, incomodo su uso. Pero el se cruzo todo el Atlantico solito, y nos llevo desde Brasil al caribe sin apenas tener que tocarlo. Ademas me "enseño" a trimar bien mi barco. Es un gran invento. No lo cambiaria por nada. Saludos.

Nautijorge dijo...

Sí, es cierto, pienso lo mismo, y si además no consumen mucho mejor.
Gracias Mera, un abrazo.

Nautijorge dijo...

Ya he visto el tuyo Martin. Lo compraste en Alemania, no?
Me he hecho fan de tu "Club"...je,je
Voy leyendo poco a poco, aún estoy saliendo de Brasil hacia el Caribe.
Buen barco y buen blog.
Un saludo.

Berto Garcia dijo...

interesante blog para aprender en esto de la mar y sus barcos saludos

Nautijorge dijo...

Gracias por el comentario Bermaxo.
Un saludo para las islas afortunadas.