sábado, 24 de septiembre de 2011

DE PALOS A GATA. PRIMERA TRAVESÍA EN EL STELLA MARIS

Hacía tiempo que mi hermano había dejado de ser armador de un motovelero para pasarse a “tractorista”, pero ya se sabe, los “tractores” se comen a dios por los pies cuando se trata de echarles combustible y además su tamaño no le permitía amarrarlo en el puerto que quería, así que por fin este año consiguió deshacerse de él.
No tardó mucho en encontrar lo que buscaba. Un barco pequeño y marinero con el que pudiese salir a pescar y navegar, sin grandes pretensiones, por las aguas de Cabo de Gata, tanto a motor como a vela.
El “Stella Maris”, un Superpescadou en torno a los 6 m. de eslora, se encontraba semi abandonado en el varadero del puerto Tomás Maestre de La Manga del Mar Menor, resecándose al sol. Así que hizo falta hacerle un primer remozado. Lo justo, en principio, para poder llevárselo navegando desde La Manga hasta el pequeño puerto de San José, en pleno parque natural de Cabo de Gata-Níjar.
Revisión del motor, repaso general de casco, eje, hélice y ánodos y una nueva emisora de VHF.
Una vez terminados los trabajos mi hermano se presentó allí, supongo que hizo los últimos preparativos en cuanto a víveres, agua y combustible y con el puente de media tarde abandonó, en solitario, el Puerto Tomás Maestre con rumbo a Cabo de Palos.
Al salir por el canal me llamó para avisarme de que había zarpado y decirme el plan de viaje. Desconocía el barco y por tanto no se fiaba demasiado de su respuesta, como es lógico.
La idea era de acometer la travesía, de unas 100 millas, en tres etapas, sin alejarse demasiado de la costa y entrar a dormir en puerto al final de cada singladura.
Esa misma tarde, a última hora, entraba en el puerto de Cabo de Palos, después de recorrer unas 9 millas, durante las cuales pudo ir tanteando el motor y apreciar que a determinadas revoluciones se calentaba un poco, pero por lo demás todo fue bien.
A la mañana siguiente volvía a zarpar para acometer la etapa más larga, unas 57 millas hasta el puerto de Villaricos, pasado Águilas, junto a Palomares (Lugar en el que, en su día, Fraga remojó su traje de baño blanco nuclear). Todo fue bien durante esa singladura.
El último día le restaban sólo unas 35 millas hasta San José. Con viento de levante, que iba arreciando y algo de marejada atravesada.
Al final de la mañana recibí una llamada suya. Se había roto la pala del timón quedándose sin gobierno a unas tres millas al través de la chimenea de la fábrica de cemento de Carboneras, mientras la mar y el viento lo arrastraban rápidamente hacia la costa.
Tras unos primeros momentos para analizar la situación y pensar las opciones, intentó mantener en lo posible la posición dando atrás, popa a la mar y ponerse en contacto con Salvamento Marítimo a través de la emisora VHF por el canal 16, pero no había respuesta. Con la sensación de que la emisora no emitía lo volvió a intentar con una pequeña emisora de mano, pero, seguramente debido a su menor alcance, tampoco obtuvo respuesta.
Así las cosas, optó por llamarme para que me pusiese en contacto con Salvamento Marítimo de Almería. Su teléfono móvil se había mojado y no le funcionaba la tecla cero. Ya es mala suerte, y más cuando el número de emergencia de Salvamento Marítimo (900 202 202) tiene cuatro ceros ;-)
Rápidamente busqué su posición estimada en el Google Earth (Aprox. 36º 57´N / 001º 53´W) con las referencias que él me había dado y me puse en contacto con Protección Civil del puerto de Carboneras primero y con Salvamento Marítimo de Almería a continuación. Estos últimos me devolvieron la llamada para preguntarme algunos datos del barco y el número de teléfono de mi hermano y en ambos casos me dijeron que ya salían a su encuentro.
Una ultima llamada a mi hermano, pues también se estaba quedando sin batería en el móvil, el muy "pupas", para decirle que ya salían en su ayuda.
Hora y media más tarde, habiendo conseguido mantenerse apartado de la costa milla y media, en constante contacto con Salvamento Marítimo y Protección Civil, una neumática de estos llegaba a su posición, después de guiarlos por medio de la emisora portátil, pues a pesar de que no había otro barco en la zona más que un pesquero que faenaba en las inmediaciones de la Mesa de Roldán, lo confundieron con él.
La siguiente llamada suya ya fue desde el puerto de Carboneras, hasta donde fue remolcado y donde quedó el Stella Maris mientras se le hacía un nuevo timón, al tiempo que se le efectuó un segundo remozado, pintado integral incluido y reparación de la instalación de la VHF, que era nueva.
Unos días más tarde, una vez el barco en el agua de nuevo, completó sin problemas las aproximadamente 16 millas que restaban hasta el puerto de San José, rematando así esta primera y accidentada travesía inaugural del Stella Maris.
Moraleja, como dice la infalible y famosa Ley de Murphy, si algo es susceptible de salir mal, saldrá mal. No hay travesía pequeña cuando de problemas se trata.
Tiempo habrá ahora de ir poniendo este coqueto barco a punto. Conociendo a mi hermano no me cabe duda de que lo hará.

4 comentarios:

caius dijo...

Buena historia... al que tira el mar, no le para nada... Bonita zona el cabo de Gata, para montar en bici también.

Nautijorge dijo...

Sí, Caius, sólo el propio mar y... Murphy.
Realmente una zona bonita para nadar, navegar, caminar e ir en bici.

Fernando dijo...

Lo del Murphy una realidad, lo de tu hermano una p.... pero bueno, salio bien.
Yo ayer no tenía que haber salido a pescar, no me apetecía y ... cosas.
Un abrazo.

Nautijorge dijo...

Y qué te pasó, fernando?