En estos días en que le damos vueltas a la cabeza buscando algo para regalar a los más cercanos, podremos encontrar algo más o menos bonito, más o menos útil o más o menos divertido... pero lo fundamental es hacerlo con cariño.














Así que creo que no debemos esperar a que las instituciones o administración hagan algo, que también deberíamos presionarlas en este sentido, ya que individualmente podemos contribuir simplemente con que cada vez que paseemos por nuestro litoral llevemos un par de bolsas y las llenemos con la basura plástica que nos vayamos encontrando, para tirarlas en un contenedor de reciclaje.
La pasada primavera tuve ocasión de conocer a una pareja que tienen una escuela de vela en Corcubión, cerca del mítico Cabo Fisterra. Muy buena gente que se dedica a enseñar y difundir el arte de la navegación a vela a niños y adultos allí donde el viento y la mar no se suelen andar con chiquitas…

La ubicación de la escuela, en plena “Costa da Morte”, permite navegar tanto dentro de la protección y seguridad de la Ría de Corcubión, como si se quiere buscar condiciones más duras en las aguas de Fisterra.
Colin Archer fue uno de los grandes arquitectos navales. Nacido en Noruega en 1832, seis años después de que sus padres emigraran de Escocia.
Resultó tan convincente en su primera temporada que se convirtió en el prototipo de todos los barcos de rescate construidos en Noruega durante los siguientes 30 años.
Después de 40 años de servicio leal, la “RS1 Colin Archer” fue vendida. La nave tenía un récord impresionante: Había salvado 67 barcos, 236 personas, y ayudó a 1.522 buques con más de 4500 tripulantes.
Por desgracia parece que aquí, esta tradición musical tan ligada al mar, se está perdiendo, salvo honrosos casos. No obstante la tradición de cantar sí que se está perdiendo.
Podemos ver en este video al mismo Eric Tabarly arrancándose con una canción tradicional bretona, “Fanny de Laninon”. Hay que decir que Tabarly fue mejor marino que cantante, pero lo importante es el sentimiento que evoca.Como supongo sucede con los aviones, uno de los momentos más delicados, cuando la cosa está durilla, es ese momento de transición entre el cielo y el suelo. En los barcos sucede lo mismo con la transición del mar a tierra.
En condiciones duras en el mar se puede estar más o menos seguro y tranquilo, pero cuando hay que entrar en puerto así... se tensan los nervios, pues es entonces cuando la cosa se puede volver realmente peligrosa.
Seguro que algún tripulante ha vivido conmigo una sensación similar en algún momento... ;-)
Desde luego, si el mal tiempo te pilla en el mar es ahí donde más seguro se estará. Por el contrario, si te coge en tierra, lo mejor será permanecer en ella.
Moraleja, con tiempo duro es mal momento para "transiciones"... porque como se puede ver en este video, a veces salen mal.

Una vez más, como ya viene siendo tradición en los últimos años, el diseñador Mariscal se ha encargado del cartel de la feria.
Una feria que suele ser un termómetro de la situación socioeconómica, hará un esfuerzo por mostrarnos la luz al final del túnel que atravesamos actualmente.
Desde muy pequeño he tenido la suerte de poder asistir a este salón, aunque a decir verdad hace muchos años que no asisto (ahora me pilla más lejos). Pero era una cita que me entusiasmaba, podía pasarme horas recorriendo estand por estand hasta que no podía con las piernas, y aprendía, aprendía un montón. Estaba al tanto de todas las novedades, visitaba todos los barcos que podía, soñaba desde sus cubiertas, asistía a conferencias y presentaciones, me ensimismaba viendo videos increibles, en fin, me empapaba del gran ambiente náutico que me rodeaba.
Es muy posible que este año tampoco pueda asistir, pero a quien le guste este mundillo es una visita que recomiendo, aunque no se tenga intención de comprar nada.

Casi tan antiguos como las primeras navegaciones a vela en solitario, los timones de viento han sido, y siguen siendo, los tripulantes indispensables de los navegantes oceánicos.
Además no sé si algunos fletner o palas complementarias de los timones de viento aguantarían esas velocidades.