domingo, 14 de marzo de 2010

ALGO QUE APRENDÍ EN EL MAR

Como ya he dicho otras veces tuve la suerte de empezar a navegar muy joven y muy pronto también en crucero, junto a navegantes con experiencia de los que aprendí un montón.
Una de las cosas, aunque parezca insignificante incluso obvia, se podría resumir en la frase “hay que hacer lo necesario en el momento que hace falta”.
Así, leyéndola, no parece gran cosa, pero de chaval me llamaba bastante la atención la disposición que mostraban, los que considero “mis maestros”, ante cualquier problema para solucionarlo sobre la marcha. Cosas que de entrada no me planteaba que se pudiesen solucionar sino en el puerto, o cuya solución conllevaba un riesgo importante, se ponían a arreglarlo en plena navegación, hubiese las condiciones que hubiese, porque era necesario hacerlo.
Recuerdo verlos trimar la jarcia firme en plena ceñida con fuerte escora y cabeceo. Poner una retenida a la mayor (una “portuguesa”) en pleno planeo. Subir al palo para disparar el mosquetón de una driza de spi atascada, con el mástil campaneando de una a otra banda, o colgarse de la vela mayor para pasar un tercer rizo mientras el barco pantoqueaba… De ahí para abajo cualquier otra tarea o problema a bordo parecía más fácil y asumible. Desde tirarse al agua para picar un cabo enredado en la hélice en plena noche, tapar una vía de agua, subir al palo para anclar un obenque suelto en navegación, preparar un timón de fortuna o recoger y recomponer la jarcia tras una rotura del mástil… Casi todos los problemas tienen mejor o peor solución con los medios con los que se cuenta a bordo. Ese llamado “efecto McGiver” que se desarrolla con la experiencia. La experiencia que también te pone freno cuando verdaderamente crees que no se puede solucionar un problema, sólo paliarlo, o si el problema sólo es aparente pero no acuciante. Así, cuando creías haber aprendido una forma de actuar y te lanzabas presto y veloz ante cualquier incidencia, la voz de la experiencia te decía, “quieto… a dónde vas… sólo hay que arriesgar cuando sea verdaderamente necesario”, de la que deriva la célebre máxima…”si hay que ir se va, pero ir pa ná es tontería”.
Posiblemente otra de las cosas que aprendí, quizá relacionada con esta, es que “hay que ahorrar energía para cuando haga falta”. Esto puede aplicarse a muchas cosas, pero me refiero ahora a la energía personal.
Sobre todo cuando la cosa está incómoda, y no hay otra cosa que hacer, conviene ponerse en modo “stand by” y aguantar economizando movimientos, incluso palabras, para estar en las mejores condiciones cuando se tercie.
Pero eso no debe servir de excusa para no aplicar otra máxima conocida: “no dejes para más tarde lo que debes hacer ahora”. Si bien es verdad que esta es una que no aprendí tan bien, sobre todo cuando estoy en tierra… ;-)

12 comentarios:

mera dijo...

En tierra todos hacemos lo de "deja para mañana lo que no te apetece hacer hoy", la mar es otra cosa, veo una rotura de palo del Sirius de la E.N.. Cuando les faltaba gente iba con ellos. No me gustan las regatas, pero tengo allí el "Biniazar". Escribes muy bien y haces unas fotos estupendas.

Nautijorge dijo...

Muchas gracias por tus palabras Jose Antonio, aunque la verdad es que en este caso me he puesto de "prota" en alguna de las fotos, por lo que su autoría se debe a otros.
Navegué durante bastante tiempo con barcos de la C.N.R. de la Armada, casi siempre por amistad, hasta que me tocó hacerlo durante la mili, ahí, algunos no supieron olvidar los galones y se mostraron como auténticos hijos de puta. Por respeto a los que aún considero amigos núnca comento nada sobre dichas C.N.R., pero puede que algún día lo haga.
En la foto sale el Sirius III, una verdadera máquina de regatas de su época, en una ocasión que desarbolamos saliendo de la Ría de Pontevedra. Toda una experiencia, habida cuenta que no hubo daños personales y los materiales los pagamos todos los españolitos.
Un abrazo. Algún día estaría bien salir a pasear con el "Biniazar"... ;-)

Anónimo dijo...

Llevo poco tiempo entrando en este blog y acabo de descubrir al autor en éstas fotos... Creo que el del pantalón rojo es mi primo Santi,...¿No?

Un Abrazo,

Jesús

Nautijorge dijo...

Efectivamente, el de pantalón de aguas rojo es Santi, y posiblemente conozcas a alguien más de la foto, como a Antón y el incombustible Pua... ;-)
Me alegro de tenerte por aquí, jesús.
Un abrazo.

Nautijorge dijo...

Creo recordar que Kiko también estaba, aunque quede tapado en la foto.

Anónimo dijo...

¡Qué buena foto! Al púa no hacía falta decirlo, es universalmente conocido. Buenos tiempos y buen barco. Yo navegué mucho en él, pero sus tiempos dorados ya quedaban algo lejos...

Anónimo dijo...

No es Santi, es el "mini yo" de cojonudo...
Bueu

Anónimo dijo...

Jorge, en el comentario anterior no te referiras al Dietas, no, no?
Bueu

Nautijorge dijo...

Hombre Bueu! qué bueno que te animas a dejar un comentario.
Ahora se dice Sr. Cojonudo, qué confianzas son esas de Santi... ;-)
No sé como has asociado a un hijo de puta con el "Dietas"... con lo buena persona que es ese cabronazo.
Un abrazote. Bueu... je,je.

Fátima García dijo...

Sì que es agradable reconocer velas, apaños y caras en estas fotos.

Nautijorge dijo...

Ya reconoces velas, eh Fátima? ;-))
El apaño ya es más cantoso...

Fátima García dijo...

Y la portuguesa no se me olvida. El apaño cierro los ojos y lo veo, incluso màs...lo oigo crujir al romperse...què momentazo, grabadito a fuego.