Ya sea la Louis Vuitton o su fin último, la Copa del América, es un circo que atufa más a pasta que una tratoría… a élite, a VIP, a prensa rosa…, en la que más posibilidades tiene quien más dinero dilapida.Sólo ver las cifras que “declaran” haber invertido tanto defensores como desafiantes suena escandaloso; entre estos últimos:
BMW-ORACLE: 110 millones de Euros
LUNA ROSSA-PRADA: 90 millones de Euros
EMIRATES-TEAM NEW ZEALAND: 70 millones de Euros
DESAFIO ESPAÑOL-IBERDROLA: 60 millones de Euros
Curiosamente los cuatro máximos aspirantes a llegar a las semifinales de la Louis Vuitton. El resto son los “pobres”.
Un circo que en mi opinión ha perdido la esencia original de esta competición, en donde tanto los medios técnicos y materiales como humanos debían pertenecer al país desafiante, o defensor en su caso.
Donde el defensor no conocía al desafiante hasta su encuentro en la final de la Copa del América propiamente dicha.
Ahora el “Defender” compite con los “Challenger” desde el principio y hasta el acto 13. Se hacen numerosas regatas de flota en pos del espectáculo, cuando la esencia de la America´s Cup es el “Match Race”. Los Sindicatos fichan a su patrón, tripulación y equipo técnico de aquí y allá al más puro estilo futbolero de los “galácticos”. De forma que podría ganar la copa un barco norte americano, patroneado por un neozelandés, con tripulantes de 16 países diferentes y esponsorizado por alemanes.
Los barcos se construyen apurándolos al límite de su resistencia, de manera que sólo se puede regatear habiendo entre 8 y 20 nudos (25 si les pilla ya navegando), a partir de ahí, se rompen.Pero no todo es malo en la America´s Cup. En honor a la verdad hay que decir que representa la cúspide de las regatas en cuanto a la táctica e investigación de materiales, permitiéndonos disfrutar de unos emocionantes enfrentamientos “a cara de perro”, al máximo nivel, entre unos espectaculares barcos que da gusto ver navegar y maniobrar.
Paradógicamente, tratándose del trofeo deportivo más antiguo del mundo, parece que en España mucha gente está empezando a descubrirlo y a asomarse a él ahora. Y eso que desde el 92, cuando nuestro país entró en este circo, y en cada edición hasta hoy, televisión española se esforzó en mostrárnoslo y explicar cada una de las veces en qué consistía (eso sí, a unas horas…). Quién concebiría que cada vez que se retransmitiese un mundial de fútbol nos explicasen lo que es un corner y un fuera de juego… Pero esto es España, un país con más kilómetros de costa que tradición náutica. Ya le gustaría a nuestra selección de fútbol cosechar ni la mitad de los éxitos de los que nos ha dado la vela.De todas formas, a golpe de fiestas, jet-set, papel couché y programas de corazón, flaco favor se le está haciendo a este deporte, que lo es.
Aunque, pensándolo bien, a quién le interesa que nuestros mares se llenen de gente… a mi no, desde luego, prefiero que se sigan concentrando en los estadios y frente al televisor.

Pep Ribes, entusiasta y trabajador contagioso, especialista en composites y uno de los mejores


Javier de la Gándara, apodado “el ruso” por su dureza durante la Withbread 89-90 como 
Y aunque hay más, algunos de los cuales en el saco de “conocidos”…


El legendario Cabo de las tormentas, mito e infierno de tantos navegantes desde la época en que era ruta de los Clippers hasta hoy. 


Estas latitudes son el hogar del Albatros, ave talásica que también según la tradición marinera, representa el alma de los navegantes que murieron en el intento de cruzar el Cabo de Hornos, donde en honor de los cuales hoy se erige un monumento alegorico. 



Lo malo de hacer esta ruta en días de diario son los pesqueros, auténticos dueños del mar, por derecho o no, y sus aparejos, con los que minan la costa, señalizándolos casi siempre, por no decir siempre, de forma nada ortodoxa. Así que es habitual encontrarse palangres o nasas señalizadas con botes de lejía descoloridos por boyas. Unas veces medio hundidas, otras en cambio en el extremo de metros de cabo flotante, prácticamente imposibles de ver, convirtiendo la navegación litoral en una lotería, sobre todo de noche, siendo más grave yendo a motor. Motivo por el cual conviene llevar siempre a bordo un neopreno, gafas de bucear, linterna sumergible y un buen cuchillo. El agua está fresquita por aquí. 


La imagen estereotipada del farero ermitaño que cada noche enciende puntual su faro, o de las tabernas portuarias con sus 
