martes, 16 de septiembre de 2008

COGIENDO FUELLE

Unos días de espera en Formentera, dado que finalmente no salió la última semana de chárter, antes de iniciar la travesía de vuelta a casa.
Se está verdaderamente bien aquí, buen tiempo, mar calma, suave brisa, con esa luz mágica de septiembre y sobre todo la gente justa. Se respira tranquilidad. De nuevo la isla en todo su esplendor.
Hoy hemos despedido en el puerto a “Chalas”, Romina y Claudio “sabrosura” los músicos y amigos que vuelven a su otra casa, allá por el hemisferio sur, donde pronto volverán a estar de nuevo en verano.
Cada vez vamos quedando menos aquí, pero es el sino de la isla. Días de mucho, vísperas de nada.
En el lado práctico… por fin he terminado de colocar los lazy jacks!!! (a buenas horas), ahora que ya casi me había acostumbrado a aferrar la mayor con el sistema clásico…
No he empleado el sistema que tenía previsto pero a ver que tal se portan así. La verdad es que me ha llevado poco más de veinte minutos ;-)
Volviendo al lado “bucólicopastoril” y como otra pincelada más, los atardeceres y sobre todo ahora unas salidas de luna difíciles de describir con palabras e imposible de retratar. Fondeados en Illetes una luna grande y cobriza, como recién salida de una tormenta de polvo del desierto, asoma por encima de la costa baja de la isla, despidiendo una haz de luz que, reflejado sobre la superficie del agua, nos alcanza de lleno al barco y a mi. La imagen me vuelve a traer a la cabeza la canción de Serrat, que por supuesto he vuelto a poner…”Marchando una de piratas”:
Todos los piratas tienen
un temible bergantín,
con diez cañones por banda
y medio plano de un botín
que enterraron a la orilla
de una playa en las Antillas.

Todos los piratas tienen
un lorito que habla en francés,
al que relatan el glosario
de una historia que no es
la que cuentan del corsario,
ni tampoco lo contrario.

Por un quítame esas pajas te pasan por la quilla.
Pero en el fondo son unos sentimentales
que se graban en la piel
a la reina del burdel
y se la llevan puesta a recorrer los mares.

Marchando una de piratas…
Larga vida y gloria eterna.
Para hincarles de rodillas
hay que cortarles las piernas.

Todos los piratas tienen
atropellos que aclarar,
deudas pendientes y asuntos
de los que mejor no hablar.
Se beben la vida de un trago
y se ríen con descaro.

Hasta que un día, temblando
en la popa de un velero,
la encuentran y traicionando
la ley del filibustero,
no reclaman el rescate
y rehúyen el combate.

Cuando los piratas son hombres enamorados
de una piel que huele a jazmines,
rompen promesas
con sus hermanos de ayer
y huyen al amanecer
rumbo a un puerto que aún no ha puesto
precio a su cabeza.

Marchando una de piratas…
Nadie doblegó su espada
y bastó una mujer hermosa
para cortarles las alas.

No hay historia de piratas
que tenga un final feliz,
ni ellos ni la censura
lo podían permitir.
Por la espalda, en una esquina,
gente a sueldo los asesina.

La he tenido que escribir entera… es fácil sentirse dentro de la canción en este entorno.

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